Carmen
de Burgos y Seguí, también conocida por el seudónimo de"Colombine", escribió
la novela corta "Puñal de claveles", publicada en La Novela de Hoy; el 13 de noviembre de
1931, dos años antes del estreno de la pieza teatral "Bodas
de sangre" de Federico García Lorca, ambos se inspiraron en el mismo cruento crimen que
marco la vida de Francisca Cañada Morales, el argumento trazado por la escritora es un anticipo
del drama lorquiano "Bodas de sangre".
Lorca
también tuvo conocimiento de la novela "Puñal
de claveles"; al respecto la Colombine señaló:
"Federico
leyó con gran curiosidad mi Puñal de Claveles para conocer el origen de los
romanianos desvelos"
Diferentes
estilos literarios y desenlaces para una historia marcada por turbios intereses
económicos y familiares, en un ambiente similar ambos recrean la huida de la
novia como respuesta a un destino impuesto, una más tardía pues la
"novia" de Lorca se casa y abandona la
fiesta para escapar con Leonardo,
bajo la sombra de un presagio donde un fatídico final los alcanza.
Carmen
Burgos a diferencia de Federico
García Lorca deja abierta la puerta de la esperanza; desterrando la
muerte del destino de la protagonista. Reafirma los principios feministas con
los que comulgaba; la capacidad y el derecho de poder elegir por encima de los
convencionalismos. Su protagonista reivindica la libertad frente a los
prejuicios morales de la época.
"Pura",
la "novia" de "Colombine",
toma las riendas de su vida, a un paso de contraer matrimonio con "Antonio", quizá recordando a Francisca
Cañada:el personaje de "Pura" en esta
oportunidad entendió, que aquello que agitaba su alma en vísperas de su
matrimonio, era la razón sacudiéndola del sopor de la conformidad.
Era indudable que dentro de poco se
habrían de dar cuenta en el cortijo de la falta de Pura, y cuando no
encontrasen tampoco a José ni a su caballo tendrían la revelación de lo
sucedido aunque en el fondo todos sentirían ese fresquillo interior que suele
causar a los envidiosos el mal ajeno, se dejarían llevar de la indignación
contra los que quebrantan las costumbres establecidas. Disipadas las
borracheras de Frasco Cruz y Antonio, correrían en su busca, secundados por
amigachos, servidores y parientes. Si los encontraban en aquel país vengativo,
la muerte del muchacho era cosa segura. No se podían detener; pero era preciso
tratar con consideración al caballo para poder hacer aquella jornada. José se
apeó. Puso sobre la silla a Pura trotando al lado de la cabalgadura.