El libro cuenta la historia del tío de su madre, Manuel
Mena, falangista y alférez del ejército rebelde durante
la Guerra Civil Española, que
falleció en combate a los 19 años.23
Cercas comentó a Óscar López, de RTVE, que abordar el asunto de Manuel Mena
siempre fue un tema tabú ya que el escritor se avergonzaba del hecho de que su
tío abuelo hubiera militado en la falange y que varios de sus antepasados
fueran de derechas, además de su procedencia: "un pequeño pueblo de
Extremadura". Pero gracias a la ayuda de su amigo, el director de
cine David Trueba,
Cercas "tomó la determinación de escribir sobre él, y por extensión de su
familia, y así reconciliarse con su pasado". La novela, nada convencional,
además de narrar la vida y la muerte de este joven que se fue a la guerra a los
17 años, es también "un making of sentimental del proceso
de escritura del libro, de las dudas que tuvo antes de escribirlo, del arduo
proceso de investigación y de su preocupación sobre cómo la publicación
afectaría a su propia familia y a él mismo". Según López, esta es
probablemente la novela más sentimental de Cercas.
La novela se va haciendo a
la vista del lector. Y es que Cercas no sólo se la cuenta a los lectores, sino a sí mismo —que ha deseado
y temido escribirla—; a su madre, que es la sobrina del protagonista; a los
vecinos de su pueblo que saben que es escritor, al cineasta y escritor David
Trueba (que también podría contar otra historia, la suya, que queda en esbozo).
Y a la vez el curso del relato in fieri, que tantea sus alcances pero que nunca
vacila en su propósito, dialoga con otras novelas del escritor. Igual que La velocidad de la luz lo
hizo con la responsabilidad de haber escrito Soldados de Salamina e igual que El impostor —otra
novela compartida activamente con familia y amigos— conversa con Anatomía de un instante.
Trueba dice en sus páginas que “no son los libros los que deben estar al
servicio del escritor, sino el escritor el que tiene que estar al servicio de
sus libros”. Quizá esta novela —escribe Cercas— es el verdadero final de la
trama de Soldados de Salamina:
un recuerdo que revive y se va configurando como fábula moral. Se escribe para
saber más, entender, no juzgar…, porque “las novelas son como sueños o
pesadillas que no se acaban nunca”. Y todas las historias se parecen: esta
novela tiene como espejo una de Dino Buzzati (El
desierto de los tártaros), un cuento de Danilo Kis (‘Es glorioso morir por la patria’) y
unos versos de la Ilíada (donde
Aquiles muere con honor y belleza) y otros de la Odisea, donde el
mismo Aquiles reconoce en el Averno que prefería ser un modesto campesino a un
monarca del reino de la muerte. De ahí viene el título de la novela.
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