Es una trágica historia con temática un poco de época. Nos puede recordar a LA REGENTA, o a MADAME BOVARÍ o a seguramente muchos otros protagonistas de historias creadas en ese tiempo que va desde finales del siglo XIX has el primer tercio del siglo XX.
A destacar en esta obra la riqueza léxica que seguramente no es específica de esta obra sino una característica del autor. Un verbo encendido.
Para mí ha supuesto un reciente descubrimiento y para Colombia, una gloria más sin duda.
Novela de uno de los clásicos autores de Colombia. Vivió entre finales del siglo XIX y primer tercio del XX. Murió en Barcelona en 1933, solo y olvidado. Aura es una novela que se puede encuadrar en el Modernismo. Recuerda la riqueza verbal de Rubén Darío de quien fue contemporáneo. No se entiende la literatura colombiana sin mencionar a Vargas Vila.
Es una novela con alto componente autobiográfico. Se trata de la historia de su familia, pero Vallejo no es capaz de contarla si no es haciendo un estrambote de cada personaje y de cada secuencia narrada. Del mismo modo es capaz de, a la vez que cuenta las secuencias más cotidianas, poner a parir a todos los próceres de la tierra y dejarnos su impronta descarnada y descreída sobre ideas y sobre aspiraciones de futuro o lecciones del pasado. Vallejo es un autor en el filo siempre.
No sé si podré con él pero quiero mostrar lo que podría denominarse mi mundo interior, al menos en la parte de lo que absorbe de fuera. Mis lecturas, vamos.
No soy amante de la guerra ni siquiera para leer sobre ella. Bien entendido que no reniego de mi pasado y ese pasado nos lo tenemos que comer con sopas todos los españoles porque es nuestro y quien lo niegue es que se quiere engañar y no es mi caso.
No conocía a su autor y nos muestra en este volumen como nueve secuencia a modo de cuentos pero no escritas como cuentos sino como secuencias reales de la vida en la España de la guerra. Me recuerdan los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Me han calado hondo y creo que ahora conozco un poco más a mi pais y a mis gentes. Sigo sin justificar la guerra de ninguna de las maneras pero las razones de cada bando me quedan un poco más claras. Hoy sigo sin saber, aparte de proclamarme republicano pragmático, en la situación que se vivió en España entre el 1936 y 1939, qué hubiera hecho yo y prefiero morirme antes que tener que adoptar una decisión semejante. Me parece claramente recomendable
