Nació y fue criada en una familia que a
pesar de ser conservadora y tener conductas estrictas, le dieron la posibilidad
de cultivarse culturalmente y desarrollar su creatividad. Su padre fue Santiago
Agustini (m. 8 de julio de 1925),1 uruguayo, y su madre María Murtfeld
Triaca (Buenos Aires, Argentina, 24 de agosto de 18592 - 18 de julio de 1934).1
Fue una niña precoz. Además de componer
versos desde que tenía 10 años, realizó estudios de francés, música y pintura.
Colaboró en la revista La Alborada, también en Apolo, del poeta Manuel Pérez y Curis. Formó parte de la Generación del 900, junto a Julio Herrera y Reissig, Leopoldo Lugones, Rubén Darío y Horacio Quiroga, al que consideraba su maestro. Darío llegó a compararla con Santa Teresa, diciendo de ella que
era la única, desde la santa, en expresarse como mujer.
Su poesía expresó el erotismo femenino
en una época en la que el mundo estaba dominado por el hombre. Su estilo
pertenece a la primera fase del Modernismo y sus temas tratan de la fantasía y de materias exóticas.3
Eros, dios del amor,
simboliza el erotismo y es la inspiración para los poemas de Agustini sobre los
placeres carnales. Es el protagonista en muchos de sus poemas y obras
literarias, y a quien dedicó su tercer libro titulado Los cálices vacíos (1913), lo que significó su
entrada al movimiento de vanguardia.
Contrajo matrimonio con Enrique Job
Reyes el 14 de agosto de 1913, pero por diversas desavenencias conyugales lo
abandonó un mes y medio más tarde, divorciándose el 5 de junio de 1914. En
julio del mismo año muere asesinada por su exesposo, quien después se suicidó.
Su obra se caracteriza por una fuerte
carga erótica. Sus poemas siguen la línea modernista y están llenos de
feminismo, simbolismo, sensualidad y sexo.3 En 1924 se publicaron en Montevideo sus obras completas.