Es la
tercera novela del escritor peruano José María Arguedas. El
título de la obra (en quechua Uku
Mayu) alude a la profundidad de los ríos andinos, que nacen en la cima de
la Cordillera de los Andes, pero
a la vez se refiere a las sólidas y ancestrales raíces de la cultura andina, la
que, según Arguedas, es la verdadera identidad nacional del Perú.
Publicada por la Editorial
Losada en Buenos Aires en 1958, recibió en el Perú el Premio Nacional de
Fomento a la Cultura «Ricardo Palma» (1959) y fue finalista en Estados Unidos del premio William Faulkner (1963). Desde entonces creció el interés de la
crítica por la obra de Arguedas y en las décadas siguientes el libro se tradujo
a varios idiomas.1
Según la crítica especializada,
esta novela marcó el comienzo de la corriente neoindigenista,
pues presentaba por primera vez una lectura del problema del indio desde una
perspectiva más cercana. Fama que va a compartir con el escritor mexicano Juan Rulfo. La
mayoría de los críticos coinciden en que esta novela es la obra maestra de
Arguedas
La génesis de la novela
sería el cuento «Warma kuyay» (que forma parte del libro de cuentos Agua, publicado en 1935), uno de
cuyos personajes es el niño Ernesto, inconfundiblemente el mismo Ernesto de Los ríos profundos. Un texto de
Arguedas que apareció publicado en 1948 bajo la forma de relato autobiográfico (Las Moradas,
vol. II, Nº 4, Lima, abril de 1948, pp. 53-59), conformaría después el segundo
capítulo de la novela bajo el título de «Los viajes». En 1950 Arguedas anunció en el ensayo «La novela y el problema de la
expresión literaria en el Perú» la existencia del proyecto de la novela. El
impulso para completar su composición surgió años después, por el año 1956, cuando
realizaba un trabajo etnográfico de campo en el valle del Mantaro. No paró entonces hasta verlo concluido. Algunos textos de estudio etnográfico fueron adheridos al relato, como la explicación
etimológica del zumbayllu o trompo mágico.
La novela narra el proceso
de maduración de Ernesto, un muchacho de 14 años quien debe enfrentar a las
injusticias del mundo adulto del que empieza a formar parte y en el que debe
elegir un camino. El relato empieza en el Cuzco, ciudad
a la que arriban Ernesto y su padre, Gabriel, un abogado itinerante, en busca
de un pariente rico denominadoEl Viejo, con el propósito de solicitarle
trabajo y amparo. Pero no tienen éxito. Entonces reemprenden sus andanzas a lo
largo de muchas ciudades y pueblos del sur peruano. En Abancay, Ernesto es matriculado como interno en un colegio religioso mientras
su padre continúa sus viajes en busca de trabajo. Ernesto tendrá entonces que
convivir con los alumnos del internado que son un microcosmos de la sociedad
peruana y donde priman normas crueles y violentas. Más adelante, ya fuera de
los límites del colegio, el amotinamiento de un grupo de chicheras exigiendo el
reparto de la sal, y la entrada en masa de los colonos o campesinos indios a la
ciudad que venían a pedir una misa para las víctimas de la epidemia de tifo,
originará en Ernesto una profunda toma de conciencia: elegirá los valores de la
liberación en vez de la seguridad económica. Con ello culmina una fase de su
proceso de aprendizaje. La novela finaliza cuando Ernesto abandona Abancay y se
dirige a una hacienda de propiedad de «El Viejo», situada en el valle del
Apurímac, a la espera del retorno de su padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario