Entre enero y junio de 1682, Juan Cantueso, preso en
Cádiz, relata su agitada vida, desde la infancia, al bachiller Román de Irala,
que será el encargado de divulgarla por escrito. Hijo de una indigente y de un
clérigo, su espíritu aventurero lo lleva hasta Venecia y Sevilla, donde se
sirve de sus malas artes para medrar. Sus andanzas, incluidas las eróticas,
continúan en las Indias (Jamaica, Puerto Rico y otros lugares). Su alianza con
un pirata portugués le permite participar en numerosas refriegas marítimas. De
nuevo en España, es abandonado por su mujer, que se fuga con un militar
francés, y, aunque inocente, es encarcelado y juzgado por su colaboración con
un pastelero de Cádiz que elabora sus productos con carne humana. En LA CANCIÓN
DEL PIRATA, finalista en su día del Premio Planeta, FERNANDO QUIÑONES rescató,
valiéndose de su dominio del arte narrativo, la tradición de la novela
picaresca, para levantar un fresco regocijante e implacable a la vez de una de
las épocas más atractivas y apasionantes de nuestra historia.
Dando vida a un audaz
trotamundos del siglo XVII, Quiñones renueva inesperadamente la novela clásica
de aventuras y mar, y le agrega elementos ajenos a aquellas obras: una intriga
desvelada al final, el estudio de una conflictiva relación de pareja o la
reunión de realidades históricas disociadas en la mentalidad pública, pero que
en su día compusieron una unidad mundial vivida, como por el Juan Cantueso de
la novela, por muchos hombres de su tiempo; piratas de América, pícaros españoles
y Venecias exquisitas, indios selváticos e imperio turco, magias de la Edad
Media y navegaciones de la Moderna...
Cádiz y el Caribe, Lisboa y
Venecia, Sevilla y Río son escenarios de una acción incesante en situaciones y
personajes, en equilibrio erotismo, humor y fuerza dramática, en verdades e
imaginaciones que a veces juegan con la realidad y que nunca la ignoran. En la
ficción, grávida de documentación histórica e intencionados ecos literarios, un
escritor del XVII une su estilo a la voz callejera del protagonista, creando
así la narración un lenguaje entre culto y popular, aliviado de arcaísmos y
gustoso para cualquier lector.
Borges escribió del autor
gaditano: «El único tema es el hombre, y en los relatos de Fernando Quiñones
está el hombre, su índole y su destino».
Recibió, entre otros, el
Premio de Poesía Gil de Biedma por Las crónicas de Rosemond(1998),
el Premio Adonais por Cercanía de la Gracia y el Premio especial Walter Tobago
1998 otorgado en Venecia a la trayectoria de un escritor extranjero. Fue
finalista en dos ocasiones del Premio Planeta por Las
mil noches de Hortensia Romero (1979)
y La canción del pirata (1983). Sus últimas novelas fueron La
visita y La
gran temporada, ambas publicadas en 1998, año en que falleció en la
ciudad de Cádiz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario