Unos golpes en la puerta son el inicio de la noticia que sacude
al famoso escritor Manuel Ortigosa: su pareja, Álvaro Muñiz de Dávila, ha
fallecido en un accidente. Manuel se traslada al lugar de los hechos –la
Ribeira Sacra–, donde vive la familia de Álvaro, una saga de abolengo y
costumbres ancestrales que vive en una lúgubre mansión y que le recibe
gélidamente por su situación afectiva.
Tras el entierro, Manuel desea huir pero le retiene el
presentimiento de que hay algo extraño en torno a esta muerte. Con la ayuda de
un guardia civil jubilado y un sacerdote amigo de Álvaro, inicia una exhaustiva
investigación en las que conversa con los vecinos de la zona.
La autora maneja los recursos técnicos que domina con soltura:
una excelente recreación de atmósferas, en este caso unos cielos grises que
predisponen al misterio, el pulso para mantener la tensión narrativa y una
intriga no desvelada hUnos golpes en la puerta son el inicio de la noticia que
sacude al famoso escritor Manuel Ortigosa: su pareja, Álvaro Muñiz de Dávila,
ha fallecido en un accidente. Manuel se traslada al lugar de los hechos –la
Ribeira Sacra–, donde vive la familia de Álvaro, una saga de abolengo y
costumbres ancestrales que vive en una lúgubre mansión y que le recibe
gélidamente por su situación afectiva.
Tras el entierro, Manuel desea huir pero le retiene el
presentimiento de que hay algo extraño en torno a esta muerte. Con la ayuda de
un guardia civil jubilado y un sacerdote amigo de Álvaro, inicia una exhaustiva
investigación en las que conversa con los vecinos de la zona.
Esta primera parte que dibuja el escenario está elaborada con
sosiego pero conforme avanza el argumento, se suceden una serie de trágicos
acontecimientos y se precipita la acción. Redondo extrae de la madriguera
oscuros secretos familiares, ya que durante años los Muñiz de Dávila habían
tejido un manto de apariencias que ocultaba codicia, homosexualidad, pedofilia
por parte del clero y vicios de diversa índole.
La autora maneja los recursos técnicos que domina con soltura:
una excelente recreación de atmósferas, en este caso unos cielos grises que
predisponen al misterio, el pulso para mantener la tensión narrativa y una
intriga no desvelada hasta el final.
A cambio, multiplica tanto los asuntos morbosos, que el relato a
veces recuerda a un culebrón. Aunque Redondo no se detiene en detalles
escabrosos, oscurece más el tono con alguna carga de profundidad ideológica,
deslizada sutilmente o con tintes agrios, contra la Iglesia, a pesar de que la
figura del sacerdote protagonista destaca por su honestidad.
En Todo
esto te daré priman
los elementos policiacos sobre los aspectos psicológicos. A Dolores Redondo,
hábil como retratista de exteriores, le falta hondura al dibujar el mundo interior,
recurso que daría lugar a unos personajes más interesantes y sólidos.
asta el final.
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