El primer blindado que llegó a la plaza del ayuntamiento de
París fue el «Guadalajara», con tripulación exclusivamente extremeña. Los
primeros disparos que las fuerzas aliadas efectuaron se hicieron desde el
blindado «Ebro», mandado por el capitán canario Campos y conducido por el
catalán Bullosa. En las cercanías del Arco del
Triunfo patrullaban Alfredo Piñero y Francisco Izquierdo, que se
quedó mudo cuando una muchacha, tras los besos y abrazos de rigor exclamó:
«¡Eres el primer soldado francés al que beso», a lo que este contestó «Somos
rojos españoles». Anécdota parecida le ocurrió al locutor que entrevistó a los
recién llegados y recibió un castizo «Pardon mesier mais ye suis
español». Por lo demás la dotación que llegó al ayuntamiento de París el 22 de agosto fue la de
los half-track: Madrid, Jarama, Ebro, Teruel, Guernica, Belchite,
Guadalajara, Brunete y Don Quijote, junto con un tanque tripulado por 4
franceses: el «Romilly». Este era el destacamento, que, con toda justicia,
llamaron «los liberadores de París».
A las 21:22 horas de la noche del 24 de agosto de 1944, la 9.ª
Compañía irrumpió en el centro de París por
la Porte d'Italie. Al entrar en la plaza del Ayuntamiento, el semiorugaespañol «Ebro» efectuó los primeros
disparos contra un nutrido conjunto de fusileros y ametralladoras alemanas.
Después los civiles que salieron a la calle cantando La Marsellesa, para su
sorpresa constataban que los primeros soldados liberadores eran todos
españoles. El jefe francés de la 9.ª Compañía, Raymond Dronne, se dirigió hacia
la comandancia del general alemán Dietrich von Choltitz para
requerir la rendición.
Mientras se esperaba la capitulación final, los españoles
tomaron al asalto la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y la Plaza de la Concordia tras sufrir un muerto. A
las 3:30 horas de la tarde del 25 de agosto, la guarnición alemana de París se
rindió y fueron los soldados españoles quienes recibieron como prisionero a Von
Choltilz, mientras otras unidades francesas también entraban en la capital. El
general estadounidense Eisenhower remitió entonces parte de sus tropas para
colaborar con los franceses.
Al día siguiente, el 26 de agosto, las tropas aliadas entraron
triunfantes en París. Los españoles desfilaron frente a la Catedral de Notre Dame y posteriormente escoltaron
al general Charles de Gaulle por los Campos Elíseos. Los
soldados españoles de la División Leclerc desfilaron llevando en sus estandartes
los colores de la Segunda República Española; las
posteriores protestas del régimen franquista fueron
ignoradas por el gobierno francés.