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sábado, 11 de marzo de 2023

CIUDAD VICTORIA de Salman Rushdie

 




Ciudad Victoria relata el brumoso origen, el auge y la caída de un universo fantasioso cuya primigenia voluntad de feliz convivencia —nacida del empeño de su fundadora, Pampa Kampana, mujer a la que una diosa le ha insuflado su magia— va deteriorándose hasta ver cumplido su infausto destino.

De acuerdo con su consabida querencia cervantina, Rushdie traza la novela valiéndose del tópico del manuscrito hallado, como la reescritura “en un lenguaje más llano” de una saga en sánscrito denominada Jayaparajaya, un poema narrativo “tan largo como el Ramayana” y escondido “en una cazuela de barro sellada con cera en el corazón del Recinto Real ahora en ruinas”.

Su ficticio autor se convierte en instancia narrativa necesaria para el juego de la metaficción que evoca el laberinto autorial del Quijote. También es la voz que relata y elucida el juego de tronos que la novela rememora. Y es al “presente autor, que no es ni un erudito ni un poeta sino un simple cuentacuentos que ofrece esta versión para el mero entretenimiento y posible instrucción del lector de hoy, ya busque la sabiduría o le diviertan los disparates”, al que le corresponde transmitir la epopeya del reino de Bisnaga y redactar las paródicas notas en cursiva que acompañan al texto guiñándole un ojo a la filología (“Podemos suponer, y parece ser así en el manuscrito, que los versos […] de Achyuta fueron insertados después”) y lo convierten en texto sagrado que requiere una exégesis.



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