Esta es una
historia sobre el camino que a veces recorren los sueños hasta convertirse en
pesadillas.
Julián Leal
es un inspector de la policía en Barcelona que no está pasando por su mejor
momento. El médico le ha detectado un cáncer y no le da mucho tiempo de vida,
además acaba de ser expedientado por darle una paliza a un sospechoso de abusos
de menores. Después de una visita a su pueblo en Galicia empiezan a aparecer
unos cadáveres que pueden tener relación con él y su superior le quiere cargar
con las culpas para vengarse por unos rencores del pasado. Él y su compañera
Virginia se verán arrastrados a una investigación mucho más profunda y
complicada de lo que podrían pensar y que podría costarles la vida a ellos y a
todos los que aman. Julián no deberá ajustar cuentas solo con su presente, sino
también con su pasado.
Esta es una
historia sobre el camino que a veces recorren los sueños hasta convertirse en
pesadillas.
He tenido siempre la sensación de que he estado
en la periferia del género. Cuando estaba pensando por qué elegí este momento
para escribir este tipo de novela me di cuenta de que era una razón puramente
práctica: si bajaba la intensidad sin renunciar a ser yo y subía el ritmo, el
mensaje iba a llegar mejor. En eso te soy muy honesto: es una decisión técnica.
La novela negra de ahora es muy tópica, thriller en el mal
sentido de la palabra, muy pensada como un guion de cine, para adaptaciones.
Entonces me digo: coge esos códigos y aplícalos a lo que tú crees que tiene que
ser la novela negra.
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