Primero
estaba el mar es la primera novela del
escritor colombiano Tomás González. Publicada originalmente en 1983 por la
editorial Los papeles del goce. La publicación fue auspiciada por el bar de
salsa El Goce Pagano, lugar en el que trabajó González durante la primera parte
de la década de los ochenta. La obra narra de forma lineal las aventuras de una
pareja antioqueña, J. y Elena, quienes viajan hasta una pequeña y modesta casa,
entre la selva y el mar, ubicada en el Golfo de Urabá. La
búsqueda de los personajes por un lugar tranquilo que les permita alejarse de
la ciudad, terminará por llevarlos hacia un destino trágico que se anuncia
desde el principio de la novela. Primero estaba el mar tuvo
una divulgación muy discreta en sus primeros años y fue editada nuevamente en
1992 por la Gobernación de Antioquia. Más tarde, en 1997, la Universidad Nacional Autónoma de México publicaría
una nueva edición. Pero no fue hasta el año 2001, en una publicación de la
Editorial Norma, que logró cierta circulación y posterior reconocimiento. Esta
ópera prima ha sido destacada, junto con el resto de la obra del escritor
antioqueño, por su sencillez y cuidado estético. El crítico literario
estadounidense Raymond L. Williams1
mencionó a González junto a los grandes narradores antioqueños, destacando la
nostalgia como un sentimiento transversal en su escritura.
J. y Elena deciden poner
fin a la vida bohemia y desordenada que llevan en la ciudad y empezar de nuevo
en un rincón remoto en la costa: una pequeña casa enclavada entre la orilla del
mar y la selva, a una hora a pie del pueblo más cercano. Sin embargo, la
promesa de una existencia apacible en este paraje idílico pronto comienza a
resquebrajarse. A medida que el clima brutal, las deudas crecientes y hasta el
propio mar parecen confabularse para expulsarlos, la relación entre Elena y J.
se vuelve más y más tempestuosa y el paraíso que creían haber encontrado
comienza a asemejarse más bien al infierno.
Reconocida como una de las
grandes obras en español de nuestro tiempo, la primera novela de Tomás
González, inspirada en sucesos reales, narra una historia universal: la del
desprecio temerario de los propios límites, que irremediablemente acaba en
tragedia. Escrita en un lenguaje vívido y envolvente y con una narrativa que
desde la primera página construye minuciosamente el derrumbe de un sueño, la
lectura de Primero estaba
el mar nos recuerda que la creencia de que somos dueños de
nuestro destino no es sino una vana ilusión.
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