Me parece que siempre es saludable explorar territorios nuevos o conocer autores en los que no te habías parado con anterioridad. Eso es lo que me ha pasado con Benjamín Prado y la experiencia, una vez más, me ha parecido recomendable. Quizá en los primeros momentos no se trata tanto de valorar si bueno o si malo o si mejor o peor que otros discursos que ya conoces. Eso lo puede decir el tiempo. En principio, lo que sí puedo decir es que se trata de un discurso nuevo, con una nueva forma de reflexión y hasta con una lógica distinta, como más lineal, más escurridiza si se quiere, pero que penetra en la profundidad de lo que intenta y te ofrece igualmente la almendra de los asuntos que trata.
Una persona es para este autor el hombre o la mujer en que se ha convertido sino también todo aquello que no se atreve a ser, con lo que el ámbito narrativo se amplia y hace que el autor disponga de nuevos recursos para comunicarse con su propio interior y con la persona que lo lee.
Yo que tú lo leería. Creo que no te vas a arrepentir.
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