Algo más de cien páginas que se hacen inmortales y que hacen inmortal a un autor ya fallecido y que no podrá dejarnos más que cuatro perlas. Según como se mire, el lector puede darse por muy satisfecho del mismo modo que puede también sentirse con una sed infinita de más historias de ese calado y contadas de esa manera exactamente. Un placer de libro que inevitablemente recuerda a Juan Rulfo por su brevedad y por su maestría y que invito a que disfruteis como yo lo he disfrutado.
La lectura es un acto de soledad, una forma de vivir con uno mismo, de conocerse y de relacionarse con las otras personas y con el mundo.
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domingo, 19 de octubre de 2014
LOS GIRASOLES CIEGOS de Alberto Méndez
Algo más de cien páginas que se hacen inmortales y que hacen inmortal a un autor ya fallecido y que no podrá dejarnos más que cuatro perlas. Según como se mire, el lector puede darse por muy satisfecho del mismo modo que puede también sentirse con una sed infinita de más historias de ese calado y contadas de esa manera exactamente. Un placer de libro que inevitablemente recuerda a Juan Rulfo por su brevedad y por su maestría y que invito a que disfruteis como yo lo he disfrutado.
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