Y todos
estábamos vivos, de
Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, Asturias, 1950), documenta una
peculiar mirada al mundo: una mirada que no pretende acuarelar lo observado, ni
recamar la página de estribillos o analogías, sino sugerir el espasmódico
bullir de lo real. Por eso sus versos abundan en ojos –“los ojos que se es”– y
en referencias pictóricas, que dan cuenta de la formación estética de la
autora, pero también del acto asombrado de contemplar. Nada rehuye la pupila de
la poeta: su ojo-palabra recae en todos los objetos, en todos los rincones,
aunque no sea imposible esbozar la arquitectura de sus intereses. Un amplio
grupo de poemas plasma escenas naturales, asociadas, por lo general, a momentos
germinativos o de vivificación. En estos breves paisajes destacan los pájaros,
símbolo de libertad, y tópico caro a otro notable poeta del siglo, José Ángel
Valente. Un poema de la sección “Lugares” dice así: “El trajín de los grajos
que se van y vuelven / como si hubieran errado. Nada / mejor que hacer que
mirar pájaros, / si no es mirar árboles, / ahora que son ramas de grumos,
materia / de luz tierna casi líquida, / vegetal y violenta...”. Junto a la
observación exterior de un cosmos cíclico y no necesariamente hostil, García
Valdés practica la observación entrañada: pinta entonces sonámbulas escenas
cotidianas, atravesadas por cosas comunes, por instantes sin relieve, pero
también por paradojas e irrealidades, que conforman un espacio onírico y
abisal, como teñido por una ardentía lechosa: una cuadrilla de albañiles con
monos azules alzan sus andamios en la casa; una mujer limpia con gasóleo un
pavimento ajedrezado; otra se dirige a la estación, bajo la lluvia; alguien
arranca malas hierbas en un huertecillo situado “en la salida de la M-40,
dirección A-6, / en los desmontes entre la autopista y el acceso”. El sueño se
entrevera a menudo con estos vislumbres, construyendo un mundo de planos
superpuestos y de promiscuidad perceptiva, y reforzando la sensación de
extrañeza. Un tercer polo temático es la mujer, a veces desdoblada en madre,
por cuya presencia, vigorosa y desamparada, revela la poeta un interés
singular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario