«Hay cosas que no pueden
decirse, y es cierto. Pero lo que se tiene que escribir es lo que no se
puede decir.» Dragó hace suya esta frase de María Zambrano en esta novela
de no ficción donde todos los personajes, menos uno, aparecen con nombre
propio. La crónica de los delitos y el cautiverio de Luis Roldán, ladrón
con mando en plaza, chivo expiatorio del felipismo y protagonista del
mayor episodio de aislamiento penitenciario de nuestra historia, y la de
la trepidante búsqueda emprendida por el autor en seis países al hilo de
una dura peripeciapersonal se recortan contra el telón de fondo de la España de
las corrupciones, las imposturas y la picaresca. Dragó salta de la
España mágica de Gárgoris y Habidis a la España corrupta de la hora actual
y acomete una aventura literaria de alto voltaje. Nadie busque en este
thriller, en esta novela histórica, en este «yo acuso», en este «mea
culpa», en esta radiografía de un país enfermo, en esta mirada por el ojo
de la cerradura de la conciencia de un delincuente, periodismo a secas ni
árida investigación, aunque algo haya en él de lo uno y de lo otro, sino
confesión ajena y propia llevada al límite y literatura narrativa puesta
al servicio de la verdad. «No enseño. Cuento», decía Montaigne. Y eso es lo
que aquí, sin vestir togas ni subirse a púlpitos, hace su autor.
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