La noche de los tiempos" cuenta en términos
dramáticos y biográficos el conflicto de una generación que tenía un proyecto
democratizador, de progreso, de justicia, y que ve cómo los muros de su patria
se convierten en un "derrumbadero". José Moreno Villa y Max Aub son
dos de las personas que, teniendo un compromiso explícito con la causa popular,
no tienen los ojos cerrados a los terribles acontecimientos que suceden en
Madrid en el verano de 1936, y que ocurren en la Residencia de Estudiantes y en
sus jardines, donde está trancscurre gran parte de esta sublime noche de los
tiempos.
Pero la novela no trata de héroes, el relato surge en
un mundo cuando alguien empieza a contar la vida común de las personas
comunes. La novela es como el reverso de la épica. Pero héroes civiles hay
muy pocos, hay seres heróicos y que tienen comportamientos ejemplares en
determinadas circunstancias históricas. "La mayor parte de las personas no
somos así, como la mayor parte de las personas que actuaron en esa época.
En la historia de España, por desgracia, héroes había muy pocos",
según el autor de "Beatus Ille". Héroes en el sentido de personas con
un comportamiento intachable que no hicieron nada. Ignacio Abel es un hombre
desgarrado y dividido en muchas cosas: por una parte entre su vida familiar y
su pasión erótica, por otro lado entre su origen como una persona de familia
pobre que llega a convertirse en alguien de una posición social elevada en una
época de divisiones sociales muy grandes.
Antonio Muñoz Molina ha
culminado con "La noche de los tiempos" la novela que siempre quiso
escribir. Una obra río, inmensa (de 960 páginas), emocionante, estremecedora,
pasional, titánica, amorosa sobre la tentativa de imaginar un pasado que nunca
habitó, pero que permanece en la memoria colectiva. Esa es la auténtica memoria
histórica que hay que reivindicar, una memoria ética y global, en los antípodas
de las banderías, los nacionalismos, los partidismos y las simplificaciones de
esta gran nación que habitamos. Desde su ópera prima, "Beatus Ille"
(400 páginas en la España de mitad de los ochenta surgidas del talento
inagotable de un joven aspirante a escritor de provincias, que editó Pere
Gimferrer nada más leer el manuscrito que le envió el joven jiennense) a
"El jinete polaco", Antonio Muñoz Molina ha creado un
universo narrativo propio, inmortal, imprescindible.