Después de trece años de
amor, Rímini y Sofía se separan. Para él, todo vuelve a ser nuevo y brillante.
Pero su relación con Sofía no ha muerto; sólo ha cambiado de forma. Y cuando
vuelve, emboscándolo, el amor tiene el rostro del espanto. Enamorada-zombi,
espectro insomne y vengador, Sofía reaparece una y otra vez en el horizonte de
Rímini para reconquistarlo, torturarlo o redimirlo. Y Rímini se hunde de a poco
en un abismo de pesadilla o de comedia, donde el chantaje sentimental, la
traición y hasta el crimen son moneda corriente. Lo va perdiendo todo: trabajo,
salud, nuevos amores, incluso un hijo, y su calvario sufrirá un vuelco cuando
conozca a las Mujeres que Aman Demasiado, una célula de terrorismo emocional
liderada por Sofía. Un relato ejemplar sobre las metamorfosis que sufren las
pasiones cuando entran en el agujero negro de su posteridad. Una novela de
amor-horror que pone al desnudo el otro lado de esa comedia que los seres
humanos llaman «pareja»
Conviene decirlo
enseguida: El pasado es
una novela formidable. También es vertiginosa, hipnótica, una especie de
equívoca sinfonía que admite que el lector transite sus líneas sin que sepa
nunca con certeza si está leyendo una exaltación sobre la pasión amorosa o un
tratado acerca de la calamidad que genera el amor de pareja, o ambas cosas a la
vez. Su argumento –como sucede en algunas grandes obras, Crimen y castigo de Dostoievsky, por
ejemplo, o La metamorfosis de
Kafka– se puede resumir en pocas líneas, pero El pasado sólo
tolera que se lean todas y cada una de sus páginas. Y esto supone desplegar un
encantamiento de virtuoso. La prosa de Alan Pauls no desfallece; no hay en ella
remedos, ni tics, ni muletillas; y en una novela que, con otra tipografía menos
apretada, alcanzaría con holgura las setecientas páginas, ese pulso de
constante intensidad es un valor que pertenece sólo a los grandes escritores.
La pregunta forzada es: ¿son inevitables tantas páginas para contar que el amor
no acaba nunca? He aquí su tema: ¿cuándo se sabe que el amor termina? Y si
termina, ¿cómo termina? Averiguar en qué consiste el fin, el acabamiento, el
olvido de lo inolvidable, es lo que se propone esta novela. Y para ello el
narrador ha necesitado explorar todos los recovecos biográficos de sus
personajes, husmear en su miseria, presentarlos bajo las múltiples máscaras que
componen el espectro que lleva de la normalidad a la anomalía; ha necesitado
todas esas páginas para que la novela se rizara sobre su tema, y en lugar de
concluir, en vez de cerrarse, simplemente se callara.
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