Los hechos históricos en los que se basa En el último azul
sucedieron en Mallorca entre los años 1687 y 1691. El 7 de marzo de 1687, un
grupo de judíos conversos mallorquines, temiendo ser detenidos por la
Inquisición, decidieron embarcarse rumbo a tierras de libertad. El mal tiempo
frustró su huida, fueron apresados y, finalmente, treinta y siete de ellos
condenados a la hoguera en cuatro Autos de Fe, en la primavera de 1691. La
novela trata de recrear cómo vivieron y murieron los criptojudíos mallorquines
del siglo XVII, en un mundo en el que se entrecruzan inquisidores,
aristócratas, comerciantes, campesinos, bandoleros o mujeres venales, como la
inolvidable Beatriu Mas ofreciendo un amplio mosaico de acontecimientos, en
cuya trama el lector queda atrapado desde las primeras páginas.
En el último azul puede considerarse la novela más ambiciosa y
lograda de Carme Riera. El Premio Nacional de Literatura otorgado en 1995 a la
versión original catalana no hace más que conformarlo
El tema de los chuetas ha sido tratado por
historiadores, sociólogos y novelistas. El problema de la aceptación de nuevos
conversos es complejo en cualquier cultura. En la española ofrece aún más retos
debido a las coyunturas históricas de los diversos pueblos que habitaron en su
geografía. Cristianos, judíos y árabes crearon una civilización especial, pero
en ningún momento esas vivencias dejaron de ser conflictivas y problemáticas.
La bibliografía sobre estos temas es amplia y conocida. La Inquisición no
existió fuera de un contexto religioso, social, histórico y temporal. También
fue llevada dondequiera que se extendió el dominio español, y en cada lugar fue
igual en algunos aspectos y diferente en otros muchos. El mérito de En el
último azul es su complejidad narrativa, su innovador uso de los procesos
inquisitoriales, su rica intertextualidad y su admirable planteamiento de las
cuestiones éticas que prevalecían en la época y que Carme Riera obliga a
examinar como lectores activos de su obra.
Unos personajes, según
confesó la autora, a los que inevitablemente tuvo que acompañar impotente hacía
un final trágico e ineludible. Para ello, Carme Riera afrontó la recreación
minuciosa y rigurosa de aquel momento, costumbres, caracterizaciones, lugares y
lenguaje como condición necesaria para dotar al relato de verosimilitud y
contundencia. Todos los detalles, anécdotas, pinceladas y expresiones están
sacados de la extensa investigación documental previa en que la escritora se
sumergió, porque uno de los objetivos claros de la novela es meternos con toda
la intensidad posible en la irrespirable atmósfera en la que debieron
desenvolverse los xuetes, creyentes o no en la religión de sus antepasados,
desde que decidieron aceptar prácticas y usos católicos para evitar su
expulsión.
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