Candelaria tiene doce años y vive con su excéntrica
familia en Parruca, un mítico lugar perdido entre montañas. Su madre habla con
las piedras, su hermanastro cultiva hongos alucinógenos y su padre, un artista
que esculpe ballenas, los ha abandonado. Mientras la vegetación devora la casa,
reciben a extraños personajes: una mujer experta en plantas venenosas con más
de un muerto a cuestas, un hombre que teme a los rayos, un desahuciado que
persigue su propia muerte y deja tras de sí un enigmático manuscrito…
Candelaria intentará que la acompañen en la búsqueda de su padre, y ese proceso
le revelará la verdadera complejidad de la vida y la naturaleza vulnerable de
los seres humanos.
Con ecos de Gabriel García Márquez, Juan Rulfo y Gioconda
Belli, Donde cantan las ballenas pertenece a ese nuevo realismo, presente en
las obras de Dolores Reyes, Karina Sainz Borgo o Mariana Enriquez, que nos
revela una Latinoamérica que parece de otro tiempo y otro mundo… pero está en
este.
«[Esta novela] nos regala
flores de asombro porque cumple a la perfección una de las mejores funciones de
la literatura, la de hacerte viajar sin moverte del salón. Sara Jaramillo
recorta tu silueta de lectora de la superficie de las cuatro paredes de una
habitación y la pega entre maracuyás en el espesor de la manigua, te transporta
a un territorio que no conoces, poblado de personajes estrambóticos y geniales,
un nuevo mundo exuberante y frondoso, simbólico y rico en sonidos y olores,
lleno de animales, plantas y frutas jugosas, tropical y asombroso como el canto
de un guacamayo multicolor que se llamase Don Perpetuo.»
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