En el efervescente Madrid de los años treinta,
Tina sueña con convertirse en bibliotecaria. Junto con su amiga Veva, se
adentrará en un mundo de cabarets y clubs feministas, libros malditos y viejos
fantasmas. Así descubrirán la Biblioteca Invisible, una antigua sociedad
secreta que vela por los libros prohibidos. Allí conoce a Veva, una joven rebelde
con la que comparte el mundo de los cabarets y clubs feministas donde llega a
conocer a Federico García Lorca.
Pronto Madrid se convierte en una ciudad sitiada,
donde la cultura corre más peligro que nunca. En medio de una guerra que lo
arrasa todo, Tina vivirá una historia de amor clandestina que marcará el resto
de su existencia mientras trata de proteger los libros no sólo de los incendios
y las bombas, sino también de la ignorancia y los saqueadores.
Una novela emocionante e imprescindible sobre el
amor a la cultura. Un sincero homenaje a quienes arriesgaron sus vidas para
preservar el tesoro de nuestras bibliotecas.
La guerra comienza y el amor por los libros y la cultura le lleva a unirse
a la Biblioteca Invisible, un proyecto para poner a salvo el tesoro de la
Biblioteca Nacional. La novela conjuga el mundo de ficción de la protagonista
que se ve inmersa también en una historia de amor con los acontecimientos
reales en medio de la sinrazón y la guerra.
María Zaragoza se ha hecho con el Premio Azorín de novela con esta ficción,
un claro homenaje a esas mujeres de los años 30 que arriesgaron su vida por
proteger la cultura. Con un ritmo ágil y muchos detalles, nos adentraremos en
aquella década y descubriremos la efervescencia cultural que se vivía, pero
también zozobra que aún existía tras el golpe militar.
La autora se ha inspirado en la figura de mujeres como Blanca Chacel, que
salió junto a Elena Gómez de la Serna con dos maletas de 30 kilos cada una
rumbo a Ginebra para poner a salvo el archivo bibliográfico.
'La biblioteca de fuego' es un tributo a todas esas personas que
desde las misiones pedagógicas de la II República recorrían los pueblos para
enseñar a leer o escribir; y también a bibliotecarias como Juana Capdevielle,
la primera mujer jefa de una biblioteca en la Universidad Central.
Fueron héroes, en su mayoría heroínas, que lucharon por salvar la cultura
no solo de las bombas sino de quemas masivas de libros como el 'bibliocausto'
que el régimen de Franco organizó en 1939 para conmemorar al día del libro y
que pusieron en riesgo su vida por proteger nuestro patrimonio, aunque muchas
quedasen en el olvido.
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