'Adiós, pequeño', que obtuvo el XXVII Premio de Novela Fernando
Lara, es definida por su autor como "una novela que habla de una familia
que ha tenido que
callar para ser feliz". "Y más allá de esa máxima de
que 'todas las familias felices se parecen y las infelices lo son cada una a su
manera', se trata de celebrar la vida de nuestros abuelos y padres como seres
independientes", ha apuntado.
Huerta reconoce que este premio, junto con su nueva labor en la
televisión autonómica valenciana, le ha "reconectado con el contador de historias". "Es
un programa sin sucesos, sin corazón, contando historias porque eso también es
televisión. Y mi vida actual me ha reconectado a esto", ha celebrado.
El autor prefiere no usar la etiqueta 'autoficción' para definir
sus libros, sino la
de "literatura de proximidad" -y cita a
escritores actuales como Milena Busquets o Andrés Trapiello, entre otros-.
"Lo que has leído y lo que observas es lo que pasa a la ficción, sin
permiso de la realidad", ha asegurado.
Además, con otras ocho novelas a sus espaldas, no ha dudado en
señalar a 'Adiós,
pequeño' como "la mejor". "Lo difícil como
autor es tener un mundo propio y yo lo tengo, aunque siempre esté escribiendo
la misma novela", ha resaltado sobre su escritura, que en esta ocasión
mira a la infancia "sin mitificarla".
También hay una mirada de amor hacia su madre, pero matizando que esto está en su
"AND". "He sido un niño muy maduro porque
de pequeño siempre cuidaba y estaba pegado a mi madre", ha señalado con
humor el presentador de televisión, quien apunta a 'Platero y yo' como el libro
"de entrada" a otro tipo de literatura.
En esta mirada al pasado y a lo rural, Huerta afirma notar un
cambio respecto al "asombro" en comparación con la actualidad.
"Los momentos más felices hay que esperarlos, pero vivimos un tiempo disperso en el que parece que
tener prisa es mejor que la lentitud. Hay que volver a ser esos niños que se
asombran por todo, pero toca entrenarlo", ha concluido.
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