Es un personaje complicado pero maravilloso,
lleno de aristas, ideal para jugar con el lector al despiste. Para
ello, además de Gabrielle (ahora voy con ella) utilizará otras dos voces
narradoras: José de
Esponera y Alfonso
Caldentey. Ya comentaba que conoceremos (o no) a Martín gracias
a los demás, que ese, el despiste, será precisamente uno de los pilares de esta
novela, junto al análisis y viaje –la novela está repleta de acción– por
determinados momentos
históricos y políticos, además de por supuesto, el amor. Con letras grandes y luminosas.
El título ya
hace presagiar cosas aunque
desconozcas por dónde irán los tiros ya que la novela es larga y los bandazos,
radicales. Martín puede ser cualquier cosa con los diferentes retratos que de
él se hacen. De ahí que dudara mil veces, supongo que le ocurrirá a otros
lectores de esta novela. ¡Qué
capacidad narrativa la del autor para mantenernos en vilo!
¿Quién es
Martín? Alguien que se mete hasta el fondo de los charcos, comprometido contra
el régimen franquista incluso desde su paso por las aulas. Pero el París de la posguerra le
espera, hervidero subversivo, intelectual y exilio de almas incapaces de muchísimas–,
períodos llanos e ideales y tragedias que los unen, atraviesan y empujan a
lugares distintos aunque no sean físicos. Madrid y Argentina serán otras
ubicaciones unidas a su relación
particular y sublime. He
leído muchas novelas con historia de amor y les puedo asegurar que la de Martín
y Gabrielle está entre las mejores. Tan compleja como cada uno de ellos por
separado, pero con un grado de compenetración cercano a la belleza.
Se podría
describir de mil maneras su forma de amarse pero hay que leer la novela porque
eso es lo que hace el escritor: contarla una y otra vez sin que provoque
cansancio. Y eso tan difícil es lo que hace Miguel Pasquau con su impresionante capacidad narrativa.
Me he quedado pasmada.
Martín y
Gabrielle enamoran como ellos lo hacen entre sí y aquí no hay el clásico
azúcar romanticón.
Todo lo contrario. Suben montañas y caen en picado, remontan, vuelven a
tropezar hasta que... No se puede decir nada más.
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