Termina el verano, cambia la estación, y una mujer conduce
durante horas en plena noche sin saber que se aproxima a Betania, una casa
aislada, casi un territorio fuera del mundo. Un lugar desconocido y habitado
exclusivamente por unas mujeres que, sin embargo, sí parecen conocerla a ella.
Lleva a sus espaldas a una hermana ahogada, y no le ha dicho a nadie que se
marcha ni adónde porque ni siquiera ella sabe que su viaje va a ser tan largo.
Que está a punto de entrar en una casa en la que las mujeres se visten de la
misma manera, como adeptas de un culto ancestral, y llevan a cabo extraños
ritos y celebraciones. Un espacio en el que las cabras dominan todo lo que no
esté vigilado por los innumerables perros que viven allí, y en el que una roca
inmensa oculta la luz del sol y domina el paisaje. En el que, al fondo, un lago
delimita las fronteras del terreno, sobrevolado de manera perpetua por las
aves. Y en el que también viven una mujer ciega a la que todas adoran y una
niña que corretea de un lado a otro sin haber salido jamás de ese sitio. Un
rincón de tierra, agua y árboles donde la recién llegada no quiere estar a
pesar de que tal vez sea, como le dicen sin que llegue a creérselo, el lugar en
el que descubra por fin lo que significa formar parte de algo.
La
novela sigue a Coro, una pintora en
crisis tras la muerte de su hermana, que por casualidad y desorientada llega a
una extraña comunidad de mujeres que a pesar de proporcionarle refugio acaba
convirtiéndose en una trampa surrealista de la que le resulta imposible salir.
Se detectan en esta obra las marcas características del personalísimo mundo de
Adón: el miedo, la huida, la
naturaleza y las mujeres (no
siempre desde una perspectiva reivindicativa, aunque la autora se considere
feminista).
Le
parece a la escritora de una extremada evidencia la precisión del jurado que ha
situado su literatura “fuera de las modas y tendencias”. Para ella no podría
ser de otra manera: “Ningún escritor se plantea a priori formar parte o no de
una tendencia. Luego naturalmente, después del proceso, ya se producen
las calificaciones y las
precisiones”. ¿Qué es lo que se plantea, entonces, al principio?
“Pues sencillamente escribo lo que me gustaría leer y mi única exigencia es
escribir lo mejor posible. Escribo
lo que me llama y me agarra, nada más”.