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lunes, 29 de diciembre de 2014

FALTAN MOSCAS PARA TÁNTA MIERDA de Joaquín Campos


               Nací hace treinta y nueve años en España y desde hace ocho resido en el extranjero, habiendo estado en China durante más de seis años y desde hace meses en Camboya. Me decidí a darle a la tecla hace años y a causa de esto he ido dándole forma a este proyecto que aseguro es vendible y que generará polémica, a sabiendas de cómo se las gastan las fauces y gerifaltes del Partido Comunista, que alecciona a su pueblo contra todo aquel que denuncia lo que la mayoría calla. 

               Rodrigo Mochales, un vendedor de excedente de vino español en China, nos narra su vida y las de los que le rodean durante veintiún tortuosos días en donde sacará a luz, al detalle más escabroso, todas esos asuntos que ni corresponsales, ni diplomáticos, ni empresarios, se han atrevido a contarnos sobre un gigante asiático que para Rodrigo Mochales no es más que un gran muñeco de cartón-piedra con pies y rodillas de barro. Sexo, dinero, negocios, masajes, restaurantes, alcoholismo, prostitución, nacionalismo, cultura y dignidad, se ven sometidos al escrutinio del protagonista, un rara avis entre la deleznable comunidad expatriada en China, tan transigente como miedosa. Rodrigo no es trigo limpio; pero ama la pureza. Pureza que aprecia tanto en una masajista a la que le adosan un dorsal que pareciera homenajear al mundo ecuestre como en una mendiga a la que acaba subiéndose a casa con la idea de sentirla aún más cerca. En un libro sin final, o sin más final que otros veintiún días que serían parecidos si se hubieran llegado a escribir, Rodrigo cabalga entre el desorden, el drama y el sufrimiento, buscando amores en casas de masajes y enfrentamientos con cada taxista. La dignidad, para un tipo que vende vino cercano a la adulteración, aprovechándose de la incultura local, es una meta que muchos creerían ilegal. Pero nada más lejos de la realidad. 





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