Esta
novela es la cuarta entrega de un vasto ciclo narrativo constituido bajo el
significativo título de «Episodios de una Guerra Interminable». Se inauguró con
«Inés y la alegría», a la que siguieron «El lector de Julio Verne», «Las tres
bodas de Manolita», «Los pacientes del doctor García» -que ahora se publica-, y
se cerrará con «La madre de Frankestein» y «Mariano en el Bidasoa». Almudena Grandes (Madrid, 1960) es autora que siempre tuvo voluntad galdosiana, y resulta evidente que
esta serie debe mucho a los «Episodios Nacionales» porque, al igual que el
escritor canario en su tiempo, Grandes ha querido describir una serie de acontecimientos de nuestro pasado más
inmediato para esclarecer el presente y, de paso, dejar
constancia de sucesos sujetos a manipulación por los que fabrican el ayer a su
antojo.
«Los pacientes del doctor García» es deudora del mejor
«thriller» y encierra una predisposición en los diálogos y en las descripciones
que la hacen idónea
para llevarse al cine o hacer una serie de televisión, si
nos diera por realizar series con cierto interés. Lo pedagógico del ciclo ya se
ha explicado, y aquí enlaza con cierto destino galdosiano, pero esta novela
posee las cualidades de un buen best seller: está construida con una economía
de medios ejemplar, se cuela en el lector por una cualidad de empatía difícil
de definir y, además, está pensada para ser leída, a pesar de su extensión, de
una tirada. Algunos llaman a esto oficio y no les falta razón. Pero no agota la
explicación. La novela está imbuida de una vocación totalizadora de la vida que
en estos tiempos de disgregación el lector tradicional agradece porque se hace
la ilusión de que se le está explicando el mundo. Ni que decir tiene que
Almudena Grandes tiene sobradas cualidades para llevarnos a ese estado, y esta novela es de las emblemáticas de su
autora. No es poco.
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