Un alma de Dios, escrito en 1877, está
considerado uno de los más importantes relatos de la Literatura Universal. A
través de su lectura, podemos hacernos una idea general de cómo era la
burguesía del siglo XIX: su hipocresía, mediocridad y egoísmo. Pero la grandeza
de esta obra nos la encontramos en el personaje principal, Felicidad, un alma
cándida, llena de ternura, muy compasiva, que intenta siempre ayudar a los
demás. Esta dulzura contrasta con la dureza de su entorno, lo que sirvió
a Flaubert para criticar la
sociedad de su época con mucha sutileza y utilizando siempre la palabra exacta.
Uno de los temas más conocidos del libro será la intensa relación entre
Felicidad y su loro, que le brindará la compañía que las personas le niegan.
En este relato nos encontraremos con muchos elementos que aparecen enMadame Bovary, su más importante novela.
En este relato nos encontraremos con muchos elementos que aparecen enMadame Bovary, su más importante novela.
El talento de un artista se manifiesta no solo en sus obras
principales, sino también en la distancia corta, en los trabajos aparentemente
menores, ejercicios de estilo, esbozos, apuntes y hasta podría decirse que
divertimentos. Aunque la obra que nos ocupa, «Un coeur simple»(atinadamente
traducido como «Un alma de Dios», igual de
bien que todo el libro, por cierto) es un relato tan corto como intenso. Porque
en las apenas noventa páginas de esta edición, Flaubert despliega
un abanico de emociones y desolaciones humanas que te dejan el corazón
tiritando.
El novelista francés aprovecha para tirar con bala contra la
hipocresía burguesa, su egoísmo, su mediocridad vestida de opulencia, mientras
el héroe de esta película (entre el neorrealismo y la nouvelle vague, valgan
las comparaciones) o mejor, la heroína, es una mujer tan sencilla como adorable,
un alma cándida, un alma de Dios, como dice el título, una mujer
llamada Felicidad que solo conoce la lealtad a su señora y la pasión
sincera, desgarradora, por un loro que será a la postre quien la cobije bajo
sus alas mientras el género humano la ningunea, la humilla, la echa a la cuneta
de la vida. No hacen falta trillones de caracteres para que caiga sobre uno
toda la tristeza del mundo. Este libro es la prueba.
Gracias, Antonio, por tu comentario de libro. Me mantienes interesado por los libros.
ResponderEliminarAbrazos.