Julia Domna fue la mujer de Septimio Severo, que consiguió
instaurar una nueva dinastía imperial. Los dos forman un tándem para llegar al
poder en un momento convulso, tras la caída del emperador Cómodo, después de
una conspiración contra él motivada por su crueldad y tiránico comportamiento.
Cómodo es asesinado y empieza una lucha por el poder, en la que no se ahorra
ningún medio, y desata varias guerras civiles, en las que hasta cinco hombres
se autoproclaman emperador. Uno de ellos es Septimio Severo, marido de Julia,
quien será quien lo consiga apoyado incondicionalmente por su esposa. Una Julia
que tiene algo de Lady Macbeth, pero sin ese componente siniestro que encierra
el personaje de la gran tragedia shakesperiana. Sobre todo porque, como bien ha
explicado Posteguillo, “ella y su marido es el primer matrimonio imperial
enamorado en doscientos años, se quieren, se aman, se desean, se enfadan,
sienten celos, se reconcilian, y eso les da una fuerza vital suplementaria”.
De ahí que también Yo,
Julia, sea no solo un relato de lucha por el poder, sino también
una apasionada historia de amor. Así, encontramos amor y épica, y narración de
varias batallas, como la de Issos, entre Septimio Severo y Nigro, otro
aspirante a emperador, y la de Lugdunum , que supuso una gran carnicería y será
uno de los momentos clave de la novela. Todo en una narración absorbente,
escrita con la habilidad de Posteguillo para dosificar la trama e ir creando
una expectativa que provoca una lectura adictiva.
Dividida en cinco partes, mayoritariamente está escrita en
tercera persona, aunque también en ocasiones se da la voz al famosa médico
Galeno, sin duda un personaje más que secundario en la propuesta de
Posteguillo.
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