Hacia 1924, cuando era
difícil pronosticar la mujer que finalmente sería, Victoria Ocampo contrata a
Carmen Brey, joven universitaria gallega, discípula de la filósofa María de
Maeztu, recién llegada de Madrid. Debe ocuparse de acompañar a Rabindranath Tagore,
Premio Nobel de literatura (y primer visitante ilustre de Victoria), y lo hace
mientras aparta las verdaderas razones de su viaje a la Argentina: conjurar el
fantasma del padre muerto y buscar a un hermano que la ha precedido en estas
tierras y del cual no tiene noticias.
Buenos Aires la absorbe y el medio intelectual la intriga.
Victoria Ocampo no es para ella un objeto de fascinación menor. Es una mujer avasallante que no acierta a descubrir qué será de su vida. Tagore la deslumbra, y tras él frecuentará, en Buenos Aires y en Europa, a José Ortega y Gasset, Keyserling, Drieu La Rochelle, Waldo Frank, Walter Gropius.
Unos años más tarde, en 1931, todo entrará en su cauce y fundará la revista Sur. Carmen registra -con admiración, afecto e ironía- sus paulatinas metamorfosis, el camino que la lleva a convertirse en una figura sin par en el ámbito literario hispanoamericano del siglo XX
Buenos Aires la absorbe y el medio intelectual la intriga.
Victoria Ocampo no es para ella un objeto de fascinación menor. Es una mujer avasallante que no acierta a descubrir qué será de su vida. Tagore la deslumbra, y tras él frecuentará, en Buenos Aires y en Europa, a José Ortega y Gasset, Keyserling, Drieu La Rochelle, Waldo Frank, Walter Gropius.
Unos años más tarde, en 1931, todo entrará en su cauce y fundará la revista Sur. Carmen registra -con admiración, afecto e ironía- sus paulatinas metamorfosis, el camino que la lleva a convertirse en una figura sin par en el ámbito literario hispanoamericano del siglo XX
A partir de la figura de
Victoria Ocampo, Las libres del Sur retrata de manera espléndida un momento
cultural determinante, la década del veinte, y la gesta de un grupo de mujeres
independientes (entre ellas, María Rosa Oliver) que no sólo deben propiciarse
un destino, sino batallar diariamente para que aquello que acaban de conquistar
no les sea quitado por su condición femenina. Desde la mirada extranjera de
Carmen Brey, María Rosa Lojo abandona los caminos trillados para retratar a
unos personajes y una época que el lugar común ha cristalizado sin cuestionar
ni valorar en su justa medida. Y para construir una ficción histórica ejemplar,
donde la investigación y la imaginación confluyen en una escritura impecable y
luminosa.
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