La novela comienza en el momento en que una gran parte de la
población civil abandona Málaga, ante el empuje rebelde, en dirección de
Almería. Habían esperado, tanto civiles como milicianos, la ayuda militar por
parte del gobierno republicano, pero esta ayuda nunca llegaría. Así, tuvieron
que retirarse hacia Almería, lo que aprovecharon las tropas fascistas, tanto
españolas como moras, italianas y alemanas para bombardear la retirada, tanto
desde el aire como desde el mar. Los civiles, totalmente indefensos, fueron
blanco fácil para unas tropas muy profesionales.
En esa huida, se encuentran las protagonistas de la novela
Isabel y Fernanda, con sus hijas Azucena y Martina. Las dos madres, conocidas
de tiempo pasado, se reencuentran y vuelve a renacer una vieja amistad. Son
demasiadas las cosas que comparten y que no voy a desvelar. Las niñas viven
demasiadas experencias traumáticas que las hace que sellen una amistad duradera
que duraría todas sus vidas. La otra protagonista de la novela es la abuela
Ángela, suegra de Isabel y que ejerce el papel de ángel guardián de las
mujeres. Estamos, pues, ante una novela muy femenina, donde los papeles más
fuertes lo desempeñan las mujeres. En esta ocasión, los hombres tienen un papel
de comparsas y con razón.
La novela está narrada en primera persona por Azucena, que al
final nos desvelará su verdadero nombre. Además, Amelia Noguera hace
un par de juegos estilísticos muy atractivos para el lector. Por un lado, la
voz de la narradora es descrita por los diversos personajes de la novela como
la escritora, lo que hace que de una sensación de equidistancia, y, por otra,
introduce hasta doce diferentes protagonistas secundarios que cuentan a la
escritora lo que vivieron en esos años, en diferentes momentos. También se
permite algunas licencias que hacen, si cabe, más atractiva la narración.
Con todo este despliegue, Amelia Noguera consigue una
narración llena de interés, pero también de un dolor y amargura extremos. Su
historia hace que nos enfrentemos a esos fantasmas que muchos han querido
silenciar, pero que es mejor conocer en sus justos términos para conocer la
crueldad con que algunos se comportaron durante el conflicto. En muchas fases
de la novela, cualquier persona con un mínimo de sensibilidad se sentirá avergonzada
por el comportamiento de esas personas que nunca debieron actuar como lo
hicieron. Desasosegante, sí, pero también necesario el relato que hace la
escritora sin ningún tipo de concesiones.