Leña Menuda va de una joven que
se queda embarazada de su pareja, a la que llama A. (como dato curioso, todos
los personajes de la novela, incluido el feto, son llamados por una inicial que
no guarda, que sepamos, ninguna relación con su nombre, sino que siguen un
orden alfabético: A. B. C. D…… y hasta X. Desconozco la intención de la autora,
pero a mí me ha provocado una terrible sensación de frialdad, en terrible
contraste con una trama terriblemente dramática). En la primera parte del
libro, encontramos escenas cariñosas, emotivas, divertidas o simplemente
bonitas sobre todo lo que supone para una mujer ser madre. Pero
llega la segunda parte, en la que un incidente con unos perros conduce a la
joven al hospital, donde le dicen que el feto no ha sufrido daños, pero que
tiene algo raro, una malformación que no había sido detectada en las ecografías
anteriores, la cual es incompatible con la vida a corto plazo del bebé. Dado el
avanzado estado de gestación, la ley española no le permitiría abortar, sin
embargo, sí hay otros países, como Bélgica, donde esta opción sí es factible.
Contar todo lo que sucede a continuación sería hacer un spoiler, aunque no hay
que ser muy listo para vislumbrar por dónde van a ir los tiros, ¿verdad?
Con estos mimbres, y sobre la
base de una realidad a la que se enfrentan muchas mujeres en todo el mundo cada
día, Marta Barrio ha construido un relato en el que la carne, la sangre, lo
físico, se hace palabras. O quizás debería decirlo al revés, y es la autora la
que, a través de su pluma-bisturí escribe unas palabras que nos duelen como si
viviéramos la tragedia de la narradora en primera persona, con un dolor
desgarrador y físico, de humores olorosos, al mismo tiempo que nos reserva un
espacio para la esperanza. Porque, sí, es una tragedia, pero detrás, o al lado
de ella, también está el poder de la mujer para decidir por sí misma qué quiere
hacer con y de su cuerpo y, sobre todo, qué quiere hacer con y de su vida.
Frente a todos: frente a sus padres conservadores, frente a su marido, el varón
aterrado, frente a sus compañeros y su jefe y, por supuesto, frente a sus
propias dudas y vacilaciones.
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