El desgarrador viaje vital de una
niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar.
Narrada desde una singular y
desgarradora voz en primera persona, La mala costumbre recorre la
adolescencia de una niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar, que intenta
comprenderse a sí misma y al mundo en el que vive, desde su infancia en una
familia de clase obrera en el barrio de San Blas, arrasado por la heroína en
los años ochenta, hasta las noches clandestinas en el centro de Madrid de los
noventa. Como en una versión bastarda del viaje del heroe, yonquis, divas pop y
ángeles caídos la acompañan en un viaje vital en el que, al final, serán otras
mujeres quienes le ayuden a superar la violencia que encuentra a cada paso.
á La mala costumbre es una novela cruda y feroz, pero tambien poetica y
conmovedora, en la que los extremos se tocan para mostrarnos por que el
resentimiento y la rabia contra el sistema son completamente válidos para
sobrevivir en una sociedad que no acepta a los que son diferentes.
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que las personas trans
se representaban como ángeles caídos: pobres, marginadas, apaleadas, rondadoras
de los senderos nocturnos, casi siempre dedicadas al trabajo sexual. El
estereotipo está cambiando, pero esos seres rotos, bondadosos y dolientes son
los que conoció Alana S. Portero en su juventud en el barrio obrero de San Blas
y en las callejuelas recónditas del centro de Madrid. “Para mí siempre fueron
un ejemplo de dignidad”, explica la autora, nacida en la capital en 1978. Su
novela La mala costumbre (Seix Barral), que ya
tiene contratadas 11 traducciones (se habló mucho de ella en la pasada Feria de Fráncfort), trata sobre descubrirse
trans y no saber muy bien qué hacer y qué sentir al respecto, qué hacer con el
corazón en ese caso, pero también sobre la clase obrera periférica y menguante.
Y sobre esa ciudad hermosa y horrenda que es Madrid.
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