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sábado, 30 de junio de 2018

TU NO ERES COMO OTRAS MADRES de Angelika Schrobsdorff


Angelika Schrobsdorff (Friburgo, 1927) nos acompaña por la biografía de su madre, de soltera Else Kirschner, una mujer apasionada y apasionante de la pequeña burguesía judía de Berlín. En el momento de escribir y de comprender las motivaciones y el contexto de su poco convencional progenitora, la autora nos sitúa entre 1893 y 1949. Caos afectivo, impetuosidad, contradicciones, fulgor y sufrimiento son los conceptos que brotan de la narradora de esta historia real al describir a Else. La joven decidió vivir la vida siempre al límite. Amó de manera desordenada a tres hombres, que convivieron a veces bajo el mismo techo. Vivió buscando momentos de gozo y creyó que era alemana por derecho propio, por encima de las cuestiones de credo.

Las circunstancias le mostrarían que estaba equivocada. Su existencia organizada en torno al amor y a “la compulsión de mantenerse siempre despierta” comenzó a desmoronarse cuando las fuerzas irracionales del nazismo se dirigieron a la destrucción del mundo judío. La hecatombe empieza con un colapso nervioso y la decisión de huir a Bulgaria. 

Hay que recordar que la autora de estas memorias sobre su madre, teñidas por lo autobiográfico, ha estado casada con 
Claude Lanzmann, director de Les temps modernes, amante de Simone de Beauvoir, y autor de Shoah, documental imprescindible sobre el Holocausto. 

Comprendemos que Schrobsdorff quiere articular una historia individual que representa la personificación de un tiempo devastador que se abatió sobre los judíos, incluso sobre quienes pretendían vivir alejados de las convicciones religiosas de sus familias. 

 Estamos tan enganchados en el devenir de la trama, en la estructura sostenida sobre saltos temporales, en los desarrollos psicológicos de la contradictoria heroína y sus no menos contradictorios amantes, que aceptamos que los procedimientos de observación son los propios de una novela fuera de lo común, absolutamente absorbente y densa.


sábado, 23 de junio de 2018

LA HIJA DE JOYCE de Annabel Abbs


En La hija de Joyce, Annabel Abbs recrea esta voz siguiendo fielmente los episodios que marcaron la ruptura de su trayectoria, esta vez narrada en presente y en primera persona. Abbs estructura la novela alternando la narración en presente de los años felices de formación de esta bailarina y artista plástica, con la narración retrospectiva en forma de diálogo ficticio con el doctor Carl Jung.
La novela nos sitúa en el universo de las vanguardias artísticas de los años de entreguerras en París con el trasfondo de la historia de la escritura de la obra más compleja de Joyce, Finnegans Wake. Abbs destaca la relación amorosa de Lucia con Samuel Beckett e incluye a otros de sus amantes célebres, como su profesor de dibujo Alexander Calder, romances en los que ella resultó finalmente rechazada y que precipitaron su primera crisis. Zelda Fitzgerald, que aparece como compañera en el estudio de danza clásica de la estricta Madame Egorova, precedió a Lucia Joyce en su destino trágico, siendo tratada posteriormente por los mismos médicos. Loeb Shloss pone de manifiesto cómo el caso de Joyce es paradigmático de una generación de mujeres con talento alrededor de los años veinte, arrinconadas en los márgenes de la historia, diversas de ellas encerradas debido a diagnósticos psiquiátricos sospechosamente parecidos: la escultora Camille Claudel, amante de Auguste Rodin, fue la primera de ellas, pero por ahí pasaron 10 años después Zelda, esposa de Fitzgerald, o su cuñada Helen Fleishman: siete mujeres del entorno de Joyce fueron institucionalizadas entre mediados y finales de los treinta. El advenimiento de la Segunda Guerra Mundial tuvo consecuencias por lo que respecta a las libertades de la mujer, así como las circunstancias particulares, familiares y relacionadas con el género.
Estilísticamente la novela puede leerse intercambiando los nombres por otros con menos lustre sin que el resultado varíe en gran medida: el Samuel (Beckett) de la novela es un joven admirador del padre que mantiene un idilio con una Lucia (Joyce) que se expresa con los tópicos de la novela sentimental —ejercicio literario arriesgado: tres páginas se dedican a la descripción del encuentro sexual de ambos—, el padre aparece como un gran escritor del que no atisbamos las chispas del proceso de concepción de Finnegans Wake. Abbs retrata el interés del padre por su hija en calidad de musa, una relación simbiótica que pareció encadenar la vida de Lucia a la del escritor irlandés, así como la mala relación con su madre y la predilección de esta por su hermano Giorgio. Annabel Abbs reescribe la voz borrada de La hija de Joyce y resuelve de manera solvente la narración de los años críticos de su trayectoria vital, sin embargo, tal como indica el título del libro, la voz que nos habla carece de nombre propio


domingo, 17 de junio de 2018

TODO LO QUE ERA SÓLIDO de Antonio Muñoz Molina


Este es un ensayo directo y apasionado, una reflexión narrativa y testimonial, al más puro estilo de los ensayos de George Orwell o de Virginia Woolf, una propuesta de acción concreta y entusiasta para avanzar desde el actual deterioro económico, político y social hacia la realidad que queremos construir. Partiendo tanto de documentos periodísticos como de la tradición literaria, Antonio Muñoz Molina escribe esgrimiendo razón y respeto, sin eludir verdades por amargas que estas sean, porque saber es el único camino para cambiar las cosas. 

Testigo de una época en la que aún no estaban a nuestro alcance derechos que ahora peligran, nos recuerda que nada es para siempre, que cualquier derecho puede desaparecer. Este ensayo nos convoca: «hace falta una serena rebelión cívica» y nos apremia: «hay cosas inaplazables». 

Todo lo que era sólido es un espejo en el que todos debemos mirarnos, no importa el lugar ideológico en el que nos movamos, dónde vivamos o nuestra condición social; una llamada para que reaccionemos, cada uno desde nuestro ámbito de actuación, y contagiemos con nuestro ejemplo una responsabilidad cívica que hemos de exigir, de manera contundente, a nuestros gobernantes.
Todo lo que era sólido es una visita atónita al país roto que es ahora España; después de años en que parecía que, en efecto, todo era sólido y este país vivía en la más placentera de las planicies, resulta que estamos pagando ahora una alegría que en realidad era un despilfarro. Ahora, como decían las madres de la posguerra cuando nos reíamos en casa, estamos pagando tanto alboroto. La corrupción urbanística, la corrupción política, y hasta la corrupción de las costumbres, fueron la porquería que saltó de pronto a las superficies de las charcas, y ahora las charcas albergan sobre todo porquería. Dice Muñoz Molina, en una de las frases más tremendas de este libro de su (y de nuestro) desasosiego: “Bajo el colorido de fiesta pop de los primeros 80 hay un escándalo ahora olvidado de charcos de sangre”.
 El libro de Muñoz Molina es una denuncia de 253 páginas que se leen de un tirón, porque el ritmo de Antonio es de una enorme carga poética y musical; pero esas 253 páginas constituyen una purga del corazón español; se leen con contrición y respeto, como si el novelista de El jinete polaco hubiera llevado al borde del camino un espejo nítido en el que se reflejan todos los comportamientos que ya hemos conocido y nos los presenta juntos y no sólo uno a uno. Como si un tumulto de fracasos sociales, políticos, culturales, estatales y autonómicos, saliera en tromba de ese volumen que es blanco por fuera y especialmente gris por dentro.


domingo, 10 de junio de 2018

SEIS DÍAS de Ryan Gattes



No hay una historia angelina moderna más potente que los disturbios raciales de 1992. Algo de contexto: en marzo de 1991, un taxista negro llamado Rodney King fue apaleado brutalmente con porras antes de ser detenido por la policía de Los Ángeles. Un vecino lo grabó en vídeo y las imágenes dieron la vuelta al mundo. El 29 de abril del año siguiente, a media tarde, un jurado declaró no culpables a los cuatro policías que el mundo entero había visto ensañarse con King. Era miércoles. En los cinco días siguientes, Los Ángeles vivió los disturbios raciales más grandes de la historia de Estados Unidos. Más de 10.000 detenciones, más de 2.300 heridos, militares en la calle durante un mes. Murieron alrededor de 60 personas, aún no se sabe con certeza. Fue 23 años antes que los sucesos de Ferguson.
Así empieza la última novela de Ryan Gattis. Día 1: miércoles. “Estoy en Lyn­wood, South Central, en las inmediaciones de Atlantic con Olanda”. El libro Seis días (titulado originalmente All Involved) relata las vidas de casi una veintena de personajes durante esos seis días. Son miembros de bandas del centro de Los Ángeles, bomberos, comerciantes coreanos; una serie de personajes que, envueltos en una especie de guerra civil espontánea, toman una serie de decisiones y lo explican en primera persona al lector. No es un libro sobre los disturbios. Es un libro en los disturbios
“Empezó con un personaje”, explica Gattis. Concretamente una chica que ha crecido en el mundo de las bandas de Lyn­wood llamada Lupe Vera, alias Payasa, que debuta en el primer capítulo del libro. “Tenía muchas ganas de escribirla. Para entonces había tomado contacto con ese mundo de las bandas y había conocido a uno de los jefes. Una de mis mejores amigas, que me ha ayudado en la vida, creció en una banda del sur de California”. Cuenta que empezó a obsesionarse con el personaje, a ver las cosas y pensar como ella. Cuando se decidió a escribirla, buscó el contexto. “Algo tiene que pasar, algo tiene que darle la libertad de actuar de la forma que me interesa. Ahí pensé en los disturbios. Fue un alivio, pero también una preocupación. Si lo hacía, tendría que hacer una investigación muy seria”

sábado, 2 de junio de 2018

LAS HIJAS DEL CAPITÁN de María Dueñas



Nueva York, 1936. La pequeña casa de comidas El Capitán arranca su andadura en la calle Catorce, uno de los enclaves de la colonia española que por entonces reside en la ciudad. La muerte accidental de su dueño, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteañeras a tomar las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad.

Con una lectura tan ágil y envolvente como conmovedora, Las hijas del Capitán despliega la historia de tres jóvenes españolas que se vieron obligadas a cruzar un océano, se asentaron en una urbe deslumbrante y lucharon con arrojo para encontrar su camino. Un tributo a las mujeres que resisten cuando los vientos soplan en contra y un homenaje a todos aquellos valientes que vivieron —y viven— la aventura, a menudo épica y casi siempre incierta, de la emigración
En Las hijas del CapitánMaría Dueñas rinde homenaje a la colonia española que residió en Nueva York durante las primeras décadas del siglo xx,concentrada en varios enclaves legendarios, entre los que se encontraba la calle Catorce, entre la Séptima y la Octava avenida. En estos barrios transcurría, en gran medida, la vida de los casi 40.000 inmigrantes procedentes de todos los rincones de España, que en el momento de la trama —años 30— trabajaban con coraje para construir una vida en la gran ciudad.
 Narra la historia de estas tres jóvenes que cruzaron un océano, se ubicaron en una ciudad deslumbrante y lucharon con arrojo para encontrar su destino. A lo largo de más de 600 páginas, viajaremos con ellas a ese Nueva York fascinante, donde los inmigrantes españoles trabajaban para levantar una metrópolis que fue llenándose de rascacielos, tráfico rodado y adelantos tecnológicos.