En esta narración en primera persona con más que evidentes
signos autobiográficos, el autor consigue que entremos directamente y nos
impliquemos en la historia, se trata de un relato de formación o aprendizaje
(coming of age o bildungsroman, según la lengua) al que hay que añadir a
continuación el adjetivo literario para llegar a toda su profundidad. Ya que se
centra en obtener la formación necesaria para poder escribir libros, su
verdadera pasión desde su niñez (“sueño
en mi pupitre con llegar al corazón de las palabras”).
Javier irá
acometiendo este desarrollo con la ayuda de su familia, su tío Ginés y su gran amigo Ruiz de Hita, lo hará a través de los
pequeños detalles cotidianos: “Si
hay algo en la épica de la vida más auténtico que la vuelta de los soldados es
el regreso cotidiano de los obreros a sus casas”. El
protagonista es de familia humilde, y es acorde con esta condición, defenderá
el campo a capa y espada ya que “el
campo es más literario que la fábrica”.
Todo esto se irá enriqueciendo con detalles de cultura popular
de su época, gracias a Julio Verne, los cómics de la familia Ulises, Edgard Allan Poe, el detective Colombo, la televisión.. de todo ello irá sacando
lo necesario para ir avanzando en su camino con la ayuda inestimable de su
amigo y lector.
El estilo del escritor es
lírico y evocador, cargado de metáforas de gran belleza, y amor por la
literatura y los libros. En una emotiva parte final, concluye su aprendizaje
con unos pasajes de lirismo arrollador, un momento duro hará que por fin se
complete, no hay nada como la pérdida para madurar a marchas forzadas.
Supera esa pérdida volviéndose a la naturaleza, hacia aquellos
parajes que frecuenta desde sus primeros momentos y en ellos reflexiona,
avanza como persona: “presentiré entonces cómo todo
este paisaje de botánica proletaria, y de río de agua oscura como el chocolate,
y de olas de espuma química, y de zumbidos de cables de alta tensión, va
ascendiendo por mis botas de cordones gruesos, y va a transformarse en ese
instante en mi única ideología” y, como no podía ser de
otra manera “toda ideología necesita una
literatura”.
Esta pequeña obra es un deleite
para los sentidos.
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