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sábado, 1 de febrero de 2020

EL AÑO CERO de Ariadna G. García


El personaje principal (y la narradora) de El año cero es Minerva, una joven de 31 años, que en su juventud fue una atleta con una carrera relevante y que en la actualidad es bombera en Madrid. Minerva es la diosa de la sabiduría, según la mitología griega, y aquí Ariadna parece hacer un juego con su propio nombre clásico, que en la mitología griega siginifica “muy pura”, la mujer que ayudó a Teseo a derrotar al Minotauro.

Otro de los personajes principales de El año cero es Gezabel, una compañera de trabajo de Minerva. Antes de ser bombera, Gezabel era militar.

Atleta, bombera, militar…, como vemos, Ariadna elige para sus personajes femeninos profesiones que tradicionalmente se han considerado masculinas. Igual que ocurría en Inercia, sus personajes femeninos son fuertes, decididos y (como ocurre aquí con Minerva y Gezabel) idealistas.

En estas páginas aparecerá, por ejemplo un capitán de bomberos del que se apunta en la novela que piensa que las mujeres restan eficiencia al parque, o más tarde un jefe de la policía de antidisturbios que al quitarse el casco Minerva le espetará un anacrónico «Mujer tenías que ser».

El año cero es una novela que reivindica la presencia femenina en cualquier estrato social.

El año cero también es una historia de amor, que reivindica el amor homosexual femenino. Minerva es una mujer reservada que teme sufrir por amor. Se siente atraída por Gezabel, pero no sabe tan siquiera si ella se siente atraída por las mujeres.

En el pasado ya ha sufrido la intolerancia de terceros ante una relación homosexual, como en el caso del padre de su exnovia.

Minerva y Gezabel comenzarán una relación. Hasta ahora Gezabel pensaba que era heterosexual. «Mi familia es muy tradicional –se desahoga–. Nunca entenderían esto. Ni siquiera tengo claro que lo comprenda yo… Es que yo… yo no soy lesbiana, ¿sabes?», de dice Gezabel a Minerva. «El mundo no es blanco o negro», le contestará Minerva. En realidad, El año cero parece una novela escrita en contra de aquellos que piensan que la realidad es únicamente blanca o negra.
En una nota final se apunta que la novela está escrita entre los años 2014 y 2019. Aunque, como ya apunté, el tiempo narrativo nos remite a 2018, se plasman aquí muchos de los conflictos sociales que fueron muy relevantes entre 2008 y 2014. Por ejemplo, Minerva y uno de sus compañeros van a ser sancionados porque no quieren, como bomberos, participar en el desahucio de una familia.

Se insinúa también que más de una de las intervenciones profesionales del parque de bomberos en el que trabaja Minerva tienen que ver con suicidios motivados por problemas económicos, algo sobre lo que la prensa miente. Así que también se denuncia aquí la independencia del periodismo.

Otra de las grandes presencias de la novela es la corrupción: laboral y política. Desde puestos relevantes concedidos a dedo hasta tráfico de armas con países en guerra. Desde luego no se puede hablar en el caso de El año cero de falta de ambición, porque Ariadna nos habla aquí incluso de tramas internacionales con Yemen o Arabia Saudí.

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