Lo que cuenta en una relación de pareja no ha de ser la fidelidad
sexual, toda vez que la promiscuidad viene a ser natural y casi indefectible,
sino la lealtad, manifestada como un estar ahí, un persistir en la convivencia.
Esto es lo que, en la novela, demuestra el Proyecto Coolidge, una investigación
de miles de personas financiada por el multimillonario Adam Galliger en 2017 de
la que se desprende que una gran mayoría de los hombres y mujeres son infieles.
Galliger, que fue un adúltero empedernido, ha citado a una antigua amante
de cuarenta años atrás, Irene, ahora convertida en investigadora privada y que
es la narradora principal, para que averigüe por qué su amada esposa Harriet
está como ausente, por decirlo como Neruda.
Esa subtrama, que pivota
en la conversación entre los provectos Adam e Irene, se fracciona en escuetos
capítulos a lo largo de la novela, mientras que la trama principal la ocupa el
relato autobiográfico de Irene, que refiere su iniciación sexual y el espíritu
científico que la animó, al mudarse de Madrid a Chicago para estudiar
psicología, a explorar por sí misma la amplitud de la sexualidad humana hasta
sus confines más oscuros. Por los mismos días que se convirtió en amante
mercenaria de Adam, se enamoró del joven argentino Claudio, llamado a ser su
amor verdadero. La disociación entre amor y sexo (o entre lealtad y fidelidad)
auspicia que la narradora mantenga su ferviente experimentación sexual o que se
prostituya —para ayudar a Claudio, endeudado a causa de su ludopatía, todo hay
que decirlo—. Un hecho trágico pone fin a esa relación y activa una nueva
subtrama de índole detectivesca que se resolverá de un modo rayano en lo
inverosímil
En el relato de su vida, Irene, a sus 59 años o a sus 64 (hay
incongruencias temporales que afectan a la edad de los personajes, a ella, a
Claudio, a Adam…) enfoca aquella etapa juvenil y deja sin desarrollo sus
peripecias posteriores, como sus tres matrimonios, su ejercicio de la
prostitución en Madrid y Berlín o su profesión de detective. Esta elipsis acaso
se justifique en que el proyecto personal de exploración sexual que ella
concibió ha venido a culminar en la investigación sufragada por Gallager,
lúgubremente inspirada por su deseo de saber si su esposa le ha sido infiel...