Era
una historia que Soler conoció a mediados de los años 80, y desde entonces le
ha ido llegando "un goteo de información que acercaba
cada vez más al centro de la diana, de lo que pudo tener de verdad una historia
que al principio no era más que un rumor", ha afirmado el
escritor este martes en la presentación de la novela, editada por Galaxia
Gutenberg.
Los
géneros para contarlo eran "casi contradictorios", con una primera parte "con el tono de unas memorias" sobre
ese escritor de los 80 al que se le encarga escribir sobre este caso;
una segunda parte "que tiene que ver con la crónica" para mostrar
"el marco social e histórico en que se produce", y una tercera,
propiamente una novela, que presenta al protagonista.
"Es
un hombre con una profunda fe, del que hay constancia que hace una labor social
muy importante de ayuda al necesitado, de la mano de obispos que lo protegen,
en el centro neurálgico de Málaga".
Al
mismo tiempo, "tiene un lado oscuro, que conecta con una tradición
herética dentro de la Iglesia como es el iluminismo, según la cual a través del sexo se
puede llegar a un estado de pureza mucho más alto que el que propone la Iglesia
oficial".
A través del confesionario "va
captando adeptas y uniéndose a mujeres (las 'hipolitinas') que formaron una
especie de congregación a su alrededor y le serían fieles hasta el final de su
vida".
"No me interesó en ningún caso tirar
una piedra al cristal de la Iglesia y salir corriendo. No quería un libro
contra la Iglesia, sino sobre la Iglesia y sus conflictos internos. Como
escritor de novela, no me interesaba contar la
historia de un simple sinvergüenza, sino de un individuo muy complejo que
abarcaba un mundo de luces y de sombras", asegura.
La Iglesia se ocupó "de que todo
quedara silenciado" y a las "hipolitinas", que participaban en rituales eróticos en la propia parroquia,
se les llevó "a una especie de ejercicios espirituales de los que volvían
mudas".
Además, la Iglesia "impidió que hubiera un juicio civil"
y al sacerdote "lo depuró y lo quitó de la circulación", según Soler, que se pregunta si "lo hizo por
sus actividades sexuales o porque iba contra el dogma de la Iglesia", y se
inclina por lo segundo, porque era "un hereje".
De
ese personaje le llamó la atención su "ambivalencia", al ser "como dos caras de una misma moneda, muy
diferentes pero hechas del mismo material", y Soler se pregunta
si, al cometer ese "abuso de poder desde el confesionario, estaba
convencido de su teoría o usó esa teoría para conseguir sus fines".
La
novela se publica en unos momentos en los que la Iglesia está "muy acosada
por denuncias de este tipo, pero esto es distinto, porque las
historias que están saliendo son meros abusos sexuales, pero aquí hay mucho más".
"Hay
sexo, pero también una teoría de por qué se hace. Hay un ataque contra el
dogma. No es pecar contra el sexto mandamiento, va mucho más allá de eso,
y también lo diferencia el hecho de que la Iglesia actúa. Las
motivaciones por las que actúa las podemos discutir", apunta Soler.
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