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sábado, 29 de julio de 2023

CARTAS A LAS MUJERES DE ESXPAÑA de María de la O Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra

 


«Libro interesantísimo que deben leer todas las mujeres, porque trata con sinceridad, emoción y amenidad de sus derechos y de sus deberes. Trescientas páginas de buena doctrina». Así se anunciaba Cartas a las mujeres de España cuando se publicó por primera vez en 1916. Hoy, más de cien años después, este volumen de Lejárraga y Martínez Sierra, referente obligado en la historia del feminismo español, sigue interpelándonos y emocionándonos. Sus páginas van desgranando de manera sencilla pero firme los fundamentos de la teoría y de la práctica del feminismo. El libro parte de dos principios básicos. El primero: «Sí, de las mujeres es el porvenir»; y el segundo: «Para ser feminista, es decir, partidaria de que la mujer debe pasar su vida lo más feliz posible, haciendo la mayor suma de bien posible, ­siendo lo más útil posible a la Humanidad, gozando con tan perfecta naturalidad como el hombre la plenitud de sus derechos de ser humano, basta haber nacido “ser humano”, y, por añadidura, mujer. Las mujeres deben ser feministas, como los militares son militaristas y como los reyes son monárquicos; porque, si no lo son, contradicen la razón misma de su existencia». Se presenta así el feminismo como una actitud natural, cuyo único objetivo es liberar a la mujer de la ­cárcel de la domesticidad y ofrecerle los medios para participar sin restricciones en el devenir social y político de la Humanidad. Cartas a las mujeres de España sigue siendo un libro actual, de obligada lectura. «Una invitación a la vida. Toda la modernidad y la luz del pensamiento de una de las mujeres más brillantes de nuestra historia recogidas en los textos que dedicó a sus coetáneas». Laura Hojman

La verdad, oculta durante décadas, ha aflorado con fuerza en los últimos años, revelando que la extensa obra atribuida a Gregorio Martínez Sierra –un centenar de títulos que abarcaba desde prosa, ensayo y teatro a libretos para zarzuelas, oratorios y ballets, así como artículos periodísticos– era en realidad obra de su mujer, María de la O Lejárraga, seis años mayor que él. Si las memorias del exilio de ésta, tituladas Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración, ya ponían de manifiesto aquella simbiosis –la escritora a la sombra y el hombre de éxito que daba la cara y otorgaba una dimensión pública a los textos de aquella– la exhaustiva biografía que publicó la investigadora Antonina Rodrigo en 1992, María Lejárraga, una mujer en la sombra, terminó de despejar las dudas. Ya no quedó nadie que defendiera la autoría de Martínez Sierra, a lo sumo se apuntaba a una autoría compartida del matrimonio.




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