El lugar de la muerte: Fiordo de Más adentro. Donde vive la
Hermana. El lugar al que tanto tarda en llegar, al que nunca está preparado
para ir. Ahí está el momento espiritual de la novela, el llegar cada vez más
adentro mientras viaja cada vez más afuera. Asle se atreve a cruzar el Fiordo.
Se deja llevar por su amigo Asleik y se enfrenta en un viaje, escrito con
auténtica maestría, a todos sus miedos, a todos los miedos que ha ido viendo
uno a uno en los otros volúmenes.
Un nuevo nombre es uno de los finales
más increíbles de la historia de la literatura porque todo el sentido de
la Septología está
en la última frase. Ahí toma sentido todo lo que hemos leído y el lector
entiende lo que estaba en el fondo de este personaje tan contradictorio. Este
final de Septología es
brillante porque cierra y abre, recoge todo lo sembrado en una travesía por el
mar el día de Navidad. La oscuridad y la luz se unen por fin y el lector conoce
el fondo del personaje y entiende a la vez al otro Ales, el Tocayo.
En este final de la
Septología de Jon Fosse, la obra en prosa más importante de este autor
considerado como "el Beckett del siglo XXI" (Le Monde), el
protagonista, Asle, dividido en sus dos vidas posibles, se enfrenta al conjunto
de su vida. ¿Qué actitud ante la vida le ha conducido a la soledad extrema, a
la búsqueda espiritual? Jon Fosse nos lleva a un nivel de lectura radical,
hipnótica, única. Asle se ve a sí mismo en su pasado, en todos los
desencuentros iluminados por un solo encuentro. Mientras está sentado con la
mirada fija en un punto en las olas del fiordo, revive cada escena de su vida
que ha ido definiendo el que es ahora. ¿De dónde sale la energía del amor? ¿Es
posible vivir sin ella? La impresionante construcción de una Septología se
sostiene en una última frase. Fosse no es sólo el creador de la prosa
hipnótica, también un maestro en el arte de la novela.