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sábado, 28 de julio de 2018

EL DIOS DE NUESTRO SIGLO de Lorenzo Luengo


El el dios de nuestro siglo de Daniela Mendes una joven y alegre detective quien se encuentra encargada de investigar la desaparición de tres niños en una ciudad de clase alta estadounidense, donde las familias viven de espaldas a las tensiones raciales que comienzan a socavar las poblaciones periféricas y que de una u otra forma tinen de tragedia una época y un poblado. Entre largas noches de insomnio, sufriendo los rigores de su inoportuno embarazo y de la peor ola de calor del siglo,

Daniella indaga en el entorno más cercano de los tres pequeños dentro de la comunidad en busca de pistas que la lleven a resolver el caso lidiando con problemas cotidianos, sin sospechar que detrás de todo eso se esconde bajo una superficie de aparente normalidad una serie de eventos nefastos, y que de manera progresiva se irán descubriendo a medida que transcurre la trama.

El dios de nuestro siglo es la mentira, que protege nuestra identidad, sostiene la vida en común y da cuerpo a un thriller psicológico que refleja el mas difícil y escondido de la situación actual, una original novela policial que desmonta los principios morales sobre los que se asienta la vida de una comunidad que se descubre incapaz de proteger a aquellos que en teoría encarnan la pureza y el bien, haciéndola frágil y susceptible

Un thriller psicológico podrás olvidar, a la altura de los mejores escritores de la época.
«Si vas a tener un hijo tienes que plantearte la necesidad de un acto así, piensa Daniella. “Tienes que plantearte su esencialidad. Su pureza. Y tienes que pensar en todo cuanto eres capaz de sacrificar para que traer un hijo al mundo importe, importe realmente. O habrás traído al mundo algo de lo que el mundo puede prescindir».
Daniella Mendes,  asume la búsqueda de tres niños desaparecidos durante un verano de temperaturas devastadoras en una ciudad situada entre Texas y Nuevo México, a escasos kilómetros de los desiertos nucleares. Una ciudad especialmente tranquila, en ese entorno aparentemente ideal de las colinas, donde viven familias de clase alta de espaldas a las tensiones raciales que comienzan a socavar las poblaciones periféricas. Entre largas noches de insomnio, sufriendo los rigores de su inoportuno embarazo y de la peor ola de calor del siglo, Daniella indaga en el entorno más cercano de los tres pequeños en busca de pistas que la lleven a resolver el caso, sin sospechar lo que se esconde bajo una superficie de aparente normalidad. Lo que comienza como un caso más se convierte para Daniella en un proceso interior —triangulado por la ciencia, la religión y la filosofía— que transforma su visión del Universo y de sí misma.
«Las noches no se portan nada bien con los vivos. Eso es lo primero que aprendes cuando alguien te cuelga una placa del cuello y te dice que ya puedes salir a patear la calle. Las noches –a menudo lo veo– dejan cuerpos desconocidos en la orilla del día, como cadáveres devueltos por la marea»


sábado, 21 de julio de 2018

LA MALINCHE de Juan Millares


La Malinche fue una mujer nahua oriunda de la región sur del actual estado mexicano de Veracruz que jugó un papel importante en la conquista española del imperio mexica. La Malinche sirvió de intérprete, consejera e intermediaria de Hernán Cortés. En 1519, fue una de las veinte mujeres esclavas dadas como tributo a los españoles por los indígenas de Tabasco, tras la batalla de Centla.1​ Más adelante se convirtió en concubina de Cortés y dio a luz a su primer hijo, Martín, quien es considerado uno de los primeros mestizossurgidos de la conquista de México.
La imagen ya mítica de La Malinche se ha ido modificando en el tiempo conforme han variado los criterios historiográficos que la han estudiado desde que irrumpió en el proceso de conquista al ser ofrecida como esclava al conquistador hasta más recientemente en que se ha revalorado su aportación a ese proceso que finalmente formó la nueva nación mestiza que hoy es México.2​ Hoy para una parte de la población de México La Malinche es el estereotipo de la traición, aunque otros la consideran como la víctima por excelencia del choque cultural que se produjo, y para otros más, resulta la madre simbólica de la nueva cultura mestiza que surgió como resultado de la fusión forzada de dos razas
Malinalli fue regalada a Hernán Cortés después de la derrota de los tabasqueños en la Batalla de Centla el 14 de marzo de 1519 junto con otras 19 mujeres, junto con algunas piezas de oro y un juego de mantas.6​ Tras bautizarla con el nombre de «Marina» Cortés la entregó a Alonso Hernández Portocarrero, uno de los capitanes más reconocidos de la expedición. Sin embargo, poco después Portocarrero regresa a España como emisario de Cortés hacia Carlos V y Cortés se queda a la Malinche por su valor como intérprete entre el idioma maya y el náhuatl. Como complemento, Jerónimo de Aguilar (un náufrago español que había estado cautivo ocho años entre los mayas y que fue rescatado por Cortés en Cozumel) era capaz de realizar la traducción maya-español. Así, con el uso de tres lenguas y dos intérpretes, se llevaron a cabo todos los contactos entre españoles y mexicas, hasta que Malintzin aprendió castellano.
Más allá de su servicio como intérprete, Malintzin asesoró a los españoles sobre las costumbres sociales y militares de los nativos y realizó tareas de «inteligencia» y «diplomacia», jugando un papel importante durante la primera parte de la conquista. Ella acompañó tan de cerca a Cortés, que los códices aztecas (el Lienzo de Tlaxcala, por ejemplo) siempre la muestran al lado de él
Tras la caída de Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521 y del nacimiento de su hijo Martín Cortés en 1522, Malinalli se quedó en una casa que Cortés le construyó en Coyoacán, muy cerca de la capital azteca: Tenochtitlán. Cortés posteriormente, en Orizaba, casó a Malintzin con un hidalgo, Juan Jaramillo, de quien se sabe que ella tuvo otra hija, María Jaramillo.78​ Poco después, Cortés la llevó consigo para calmar una rebelión en Honduras en 1524 – 26, sirviendo ella nuevamente como intérprete.9​ Es escasa la información sobre Marina después de que se fue a América Central. No obstante, algunos historiadores estiman que murió alrededor de 1529, enferma por una epidemia de viruela que hubo en 1528 o 1529. Sin embargo, el historiador Sir Hugh Thomas, en su libro “Conquest” afirma que la fecha probable de su muerte es 1551, deduciéndolo por cartas que descubrió en España, que se refieren a ella como viva en 1550


sábado, 14 de julio de 2018

EL DÍA DEL WATUSI de Francisco Casavella


Publicada por primera vez en tres volúmenes entre 2002 y 2003, El día del Watusi supuso la consagración de Francisco Casavella como uno de los talentos mayores de nuestras letras. Novela inagotable sobre «los cómos, los porqués, los para qués y los y qués» de la transición española, en palabras del autor, su relectura da por buena la imagen casavelliana del novelista como el guía mestizo de los westerns, aquel que se avanza a la tropa, se expresa en un lenguaje extraño y nos avisa de que las cosas no son lo que parecen.
Recapitulemos. Barcelona, enero de 1995: a Fernando Atienza, un arribista más bien cómico y en las últimas, le encargan un Informe Confidencial acerca de uno de esos personajes oscuros que frecuentan indistintamente las páginas de tribunales y los ecos de sociedad de los periódicos. En un contexto de disolución de la democracia a golpe de escándalos políticos y financieros y de pequeñas y grandes claudicaciones, Atienza se dispone a repasar la historia de su ciudad y de su país. Pero también la de su vida. Todo empezó el 15 de agosto de 1971, el día en que con su amigo Pepito el Yeyé corrió detrás del Watusi por toda Barcelona para avisarle de que lo buscaban por la violación y el asesinato de la hija del cabecilla del barrio.
Francisco Casavella murió repentinamente a los cuarenta y cinco años, en diciembre de 2008, mientras escribía una nueva novela que recuperaba el personaje de Fernando Atienza. Tampoco él había podido abandonar el mundo del Watusi. Y, como el propio Watusi, la gran novela de Francisco Casavella se ha convertido en un auténtico mito.

«Casavella consolida con esta obra un puesto firme entre los narradores que convierten sus novelas en necesidad. Sin ellos, el mundo sería más pobre; tendría menos verdad»
«El día del Watusi supone la confirmación plena de un autor. Con el tiempo irá adquiriendo el peso que sólo se reserva a aquellas obras que son un referente luminoso y persistente para otras posteriores»
«Lo que hace Casavella en su literatura heroica es desvelar un secreto, contar una Barcelona a la que se le ha negado toda existencia»
«Una novela que comienza inspirándose en la rumorología con la facilidad de Casavella para captar la épica oral y acaba culminando en un mundo conspiratorio, como el actual»
«Un perfecto antídoto contra la peor de las enfermedades que puede padecer una sociedad: la autocomplacencia. Creemos estar ante la novela de la santa transición»
«El día del Watusi es el retrato más descarnado de unos años que todos quieren enterrar bajo la arena de la memoria. Sólo los excluidos de la historia, los que siempre pierden las batallas, podían hacer suya la W de Watusi que planea sobre la novela»
«Casavella ha sabido escarbar en los vertederos de la realidad sin caer en sordidez, de rozar la farsa y el absurdo sin caer en la caricatura, de entretener sin caer en la frivolidad»


sábado, 7 de julio de 2018

JOYITA de Patrick Modiano


Una joven cree reconocer a su madre, que la dejó en manos ajenas de niña para irse a Marruecos, de la que no ha vuelto a saber nada y a la que da por muerta por noticias indirectas: se le aparece ahora, en un vagón de metro, en la persona de una mujer estrafalaria, de expresión ausente, vestida con un descolorido abrigo amarillo. Este encuentro, tras el que la joven sigue disimuladamente a la mujer hasta el remoto barrio en que malvive, abre las compuertas de los recuerdos de una infancia difícil y desgraciada, primero con su madre, medio actriz medio aventurera, que intentó convertirla en estrella infantil (de ahí el nombre artístico que le inventó: Joyita), para abandonarla luego en casa de algunas conocidas de vidas más o menos vidriosas. En un París frío y hostil, en blanco y negro, donde se gana la vida cuidando de una niña que quizá no es hija de la turbia e indiferente pareja con la que vive, creándose así una atribulada mise en abyme, una Joyita que ya sólo se llama Martine vaga en busca de una identidad y un amparo que halla en parte, al azar de encuentros fortuitos, en un traductor y una maternal farmacéutica cuya ayuda la pone quizá en los umbrales de un renacimiento, tras un intento de suicidio.

Una vez más, con los materiales de su desconsolada infancia y con la barrera de contención de un lenguaje austero tras el que late la angustia, Patrick Modiano recorre los bandazos de una vida joven sin asideros, perdida en la geografía parisina; una vida que el autor ya bosquejó en 1982 en Tan buenos chicos, y cuyo retrato ahora completo se integra en ese universo coherente, misterioso, instantáneamente identificable, hecho de eternos retornos y fragmentos recuperados de la corriente de la memoria, cuyo vaporoso y atmosférico embrujo ha capturado ya a tantos lectores sin remedio.