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sábado, 24 de febrero de 2018

LA FUGITIVA de Sergio Ramírez


La información que tenemos de Amanda Solano la recibimos a través de tres mujeres que conocieron muy de cerca a la escritora. Esas tres voces, distintas en su concepción del mundo y por su extracción social, las arma Ramírez para que sacien la curiosidad de un interlocutor que bien pudiera ser el mismo Sergio Ramírez. Tenemos por tanto una repetición de la fórmula que ya había empleado en Margarita, está linda la mar. La ya harto utilizada simbiosis entre realidad y ficción. Por tanto tenemos una especie de palimpsesto narrativo. Accedemos a la tortuosa existencia de Amanda Solano. A sus discrepancias con el sistema moral de la Costa Rica de la primera mitad del XX. A sus fracasos sentimentales y a su consagración a la escritura novelística y ensayística, a su admiración por Marcel Proust y los modernistas anglosajones. Y de esta manera accedemos a su vez a la realidad vital e intelectual de la verdadera Yolanda Oreamuno. La segunda lectura tiene que ver con la realidad política y social de Costa Rica, de la que se nos da abundante información, tal vez excesiva teniendo en cuenta que quien nos interesa es la escritora. La fugitiva se queda a medio camino entre la biografía y la novela. Esa buscada indeterminación comienza a ponerse de moda en muchos novelistas. Y tengo la impresión de que a la postre ello no beneficia ni a la biografía ni a la novela. Y, sobre todo, al lector. Ya no sabemos qué es verdad ni qué es invención. Yo me quedé con ganas de leer la biografía de la autora de La ruta de su evasión, antes que la novela de Amanda Solano.


domingo, 18 de febrero de 2018

FOE de J.M. Goetzee




Foe es una novela de 1986 del ganador del Premio Nobel sudafricano JM Coetzee . Tejido alrededor de la trama existente deRobinson Crusoe , Foe está escrito desde la perspectiva de Susan Barton, una náufraga que aterrizó en la misma isla habitada por "Cruso" y el viernes ya que sus aventuras ya estaban en marcha. Al igual que Robinson Crusoe , es una historia marco , desplegada como la narrativa de Barton mientras en Inglaterra intentaba convencer al escritor Daniel Foepara ayudar a transformar su cuento en ficción popular. Centrada principalmente en temas de lenguaje y poder, la novela fue objeto de críticas en Sudáfrica, donde fue considerada políticamente irrelevante en su lanzamiento. Coetzee revisitó la composición de Robinson Crusoe en 2003 en su discurso de aceptación del Premio Nobel 
Los analistas del libro se han centrado principalmente en temas de uso de poder y lenguaje, particularmente en lo que se refiere a personas marginadas. En 1994, Patrick McGrath de The New York Times afirmó que uno de los temas centrales de Coetzee en todo su cuerpo de trabajo es el "vínculo del lenguaje y el poder, la idea de que los que no tienen voz dejan de significar, figurativa y literalmente"; McGrath señaló a Foe como la "expresión más explícita" de ese tema. [1]Barton anhela contar su propia historia, pero le falta el lenguaje para hacerlo de una manera que el público acepte. El agente que ella elige para ayudarla a darle las palabras necesarias para comunicarse persiste en borrar su historia, minimizando lo que percibe como importante y suplantando los hechos que recuerda con la ficción aventurera. Cuando Foe toma el control de su historia, McGrath dice, Barton "pierde su voz en la historia y, por lo tanto, su identidad".
", Foe encontró "acrimonia, incluso consternación" en el momento de su publicación, como uno de los "autores más destacados" de Sudáfrica. pareció desviar su atención de los eventos convincentes en Sudáfrica a "escribir sobre la escritura de un novelista algo pedestre del siglo XVIII". [8] Al detallar ese recibo, Marais cita a Michael Chapman en "Writing of Politics" como típico con su comentario desdeñoso: "En nuestro conocimiento del sufrimiento humano en nuestra propia puerta de miles de detenidos a los que se les niega el recurso al estado de derecho ,no habla tanto a África como proporciona una especie de liberación masturbatoria, en este país, para los sueños europeizantes de una camarilla intelectual " [9] Attwell, sin embargo, señaló en 2003 que la novela está contextualizada en África por la transformación del viernes de un carib que parecía casi europeo a un africano.

sábado, 10 de febrero de 2018

MEMORIAS DE UN VAGÓN DE FERROCARRIL de Eduardo Zamacois


Memorias de un vagón de ferrocarril es una novela deliciosa pero ingenua, y que tiene un inconveniente: el lector no sólo debe aceptar la convención de que la voz narradora la encarne un vagón de ferrocarril sino que, en nombre de la amenidad y por aquello de facilitar la inclusión de diálogos y la diversidad de puntos de vista, el lector también debe aceptar que tengan voz propia los restantes vagones del convoy y sus máquinas tractoras, así como los vagones y las máquinas tractoras de los trenes que van y vienen de unas ciudades a otras.
No obstante, y si bien es cierto que la voz narradora puede resultar algo peculiar, en cambio su experiencia y su sabiduría acerca de las cosas de la vida son inmensas. Debido a su continua movilidad -primero fue destinado a las líneas que cubren el norte peninsular, luego a las zonas del sur y por último al Levante -ese vagón al que sus compañeros de viaje apodan El Cabal demuestra haber adquirido un conocimiento muy notable de la geografía española y sus peculiaridades.
Pero su fuerte, claro está, son los pasajeros, entre los cuales hay de todo: matrimonios desgarrados por la infidelidad, ladrones salteadores de trenes, la fugaz aparición del torero famoso que viaja rodeado de su séquito habitual, el señorito calavera que se viste de esmoquin y se regala a sí mismo una fiesta pantagruélica (su última fiesta) o la misteriosa dama que se sube al tren en Calatayud y resulta ser una fría asesina.
Al cabo de una vida de servicio, por los compartimentos de El Cabal habrá desfilado una nada desdeñable muestra de la sociedad española de los años 20 que el vigilante vagón dibuja con trazo amable pero certero. Y dando muestras de una capacidad crítica muy notable, por ejemplo cuando resalta (y conste que la novela es de 1923) esa manía tan española de mantener a las mujeres en una ignorancia total ("No lleve a su señora a ver ese espectáculo", "No es un libro para señoras", etc) y al mismo erigirlas en árbitros de "lo que debe ser", por lo que la mentalidad y la moral nacional quedan a cargo de unos cuantos millones de seres prácticamente analfabetos. Claro que como dicen a alimón Zamacois y El Cabal, "lo absurdo es tan cotidiano que lo de sentido común es lo que sorprende".


domingo, 4 de febrero de 2018

LA MUJER QUE LLORABA de Zoé Valdés

Dora Maar (1907-1997) no solo fue amante de Picasso, aunque sea esta la faceta en la que se centra la novela de Valdés. Era fotógrafa, pintora y poeta antes de conocer al genio malagueño. Maar había nacido en Croacia pero vivía en París, en contacto directo con los círculos artísticos vinculados al surrealismo. La artista gozaba de la admiración de significativos creadores del momento como James Lord, Paul Éluard o Bernard Bataille. Zoé Valdés retrata en la novela el intenso sufrimiento de la mujer rechazada, incomprendida, abandonada, cuyo talento hubo de madurar siempre a la sombra del genial pintor. Uno de los personajes de la novela llega a señalar que “Picasso no habría pintado el Guernica sin ella”. La afirmación resulta quizá aventurada pero ilustra el estrecho vínculo que unió a Maar con el genio malagueño, a pesar de la gran diferencia de edad que existía entre ambos: cuando se conocieron, ella tenía menos de treinta años y Picasso pasaba ya de los cincuenta. 

Una escritora está interesada en la figura de Dora Maar y trata de recabar información sobre la artista a través de aquellos que la conocieron y la trataron: ese es el hilo conductor de la novela de Valdés. Conocemos así las experiencias por las que pasó Maar, como el enigmático viaje que realizó junto a los escritores homosexuales James Lord y Bernard Minoret por Venecia o el reiterado desdén al que la sometía su idolatrado Picasso. Desdén que únicamente se mitigaba cuando el llanto transformaba las facciones de Dora. Solo entonces la fotógrafa se convertía en un motivo artístico para Picasso, digno de sus lienzos. 

La mujer que llora ha sido reconocida con el Premio Azorín 2013