Seguidores

domingo, 30 de septiembre de 2018

FARÁNDULA de Marta Sanz


La farándula es, como dice la vieja Ana Urrutia, la espesa, “la síntesis de faralaes y tarántula”. El teatro (nos recuerda la autora en otro momento), ya deshechas las compañías de repertorio, sustituidos los salarios fijos por las comisiones de taquilla y el escalafón profesional por la arbitrariedad, es un reñidero de gatos y un semillero de odios. A un ritmo trepidante y nervioso, mediante flases-capítulos, Marta Sanz ha compuesto un certero friso de pobladores de ese mundo que agoniza pero todavía sobrevive. Unos son los actores que se han aventurado en la adaptación de Eva al desnudo: la ya veterana Valeria Falcón, que atisba el final de su carrera; la jovencísima e insustancial Natalia de Miguel (que lo mismo participa en un reality show que en una obra de prestigio) y su valedor (y luego marido), Lorenzo Lucas, escarmentado, pragmático y un punto cínico. Al otro lado de las candilejas, otros actores completan el reparto: la pareja compuesta por Mariana y Adolfo, que lo han hecho todo, que fueron actores reivindicativos y hoy intentan mirar los toros desde la barrera; Ana Urrutia, la actriz veteranísima a la que un ictus cerebral ha dejado en manos de todos; el matrimonio que forman la exquisita bróker Charlotte Saint-Clair y el actor de éxito mundial Daniel Valls, que, en el fondo, sabe muy bien que “es un débil mental”, como repite a menudo. Puede que esta última representación de quien alcanza la excelencia como actor, pero cuya naturaleza es simple y hasta brutal —tan fiel al pensamiento de Diderot acerca de los cómicos—, no sea el acierto mayor de este libro, aunque los lectores puedan reconocer allí —y seguramente les gustará— una visión muy satírica de quienes, sin más méritos que su vanidad y una idea elemental y aproximativa del mundo, se han convertido en iconos de la protesta contra todo.


domingo, 23 de septiembre de 2018

LA MUERTE FELIZ de Albert Camus


Sin duda en esta obra Camus propone sus grandes temas; esos que irá desarrollando cada vez con más dedicación a lo largo de toda su carrera literaria: la soledad, el amor, la libertad, el dolor, la maldad. Y, como hicieron otros autores de innegable habilidad como Kafka, Dostoyevski o Sartre, Camus reflexionó en torno a esos temas importantes a través de la ficción.
La novela es algo corta y está dividida en dos partes. 
 La primera parte, titulada "Muerte natural", describe la monótona y vacía vida de Patricio Mersault con su aburrido trabajo de oficinista y su relación poco importante con su novia. Mersault logra conocer al rico e inválido Roland Zagreus, quien le enseña a Mersault una forma de escapar: "Sólo se necesita tiempo para ser feliz. Mucho tiempo. La felicidad, también, consiste en tener gran paciencia. Y casi siempre nos pasamos la vida gastando tiempo para ganar dinero, cuando deberíamos estar gastando dinero para ganar tiempo". Mersault decide entonces matar a Zagreus y quedarse con su fortuna para así construir su felicidad.
 La segunda parte, titulada "Muerte consciente", relata el viaje que realiza Mersault por toda Europa con el dinero de Zagreus. Viajando en tren de ciudad en ciudad, no logra encontrar su anhelada paz y decide regresar a Argel, a vivir en una casa junto al mar con tres jóvenes amigas. Todos aquí tienen una sola meta: la búsqueda de la felicidad. Pero Mersault necesita soledad. Se casa con una hermosa mujer a la que no ama, compra una casa en un pueblo cerca de la playa, y se muda solo. "A esta hora de la noche, su vida le parecía algo tan remoto. Se sentía tan solo e indiferente hacia todo y hacia él mismo, que Mersault sintió que al fin había alcanzado aquello que tanto quería: que la paz que ahora lo llenaba naciera del paciente abandono propio que había seguido y logrado sin la ayuda de este cálido mundo tan presto a negárselo sin ira." Gravemente enfermo, Mersault tuvo una muerte feliz.
 La novela evidencia el tema principal: ¿cómo morir feliz?, es decir, ¿cómo vivir feliz hasta el punto de que la muerte también sea feliz? De este vivir y morir hermosos la primera parte es el revés, sin dinero, sin tiempo y sin dominio sentimental; la segunda, gracias a la independencia financiera, a una organización del tiempo y a la paz del corazón, es el derecho. Estos son, en resumen el contenido y el sentido de La muerte feliz


domingo, 16 de septiembre de 2018

EL HOMBRE BICOLOR de Javier Tomeo


El hombre bicolor narra la extraña aventura de Hermógenes W., quien una mañana de finales del siglo XIX aterriza en una pequeña ciudad para reclamar el pago de los impuestos correspondientes. De su éxito depende el que deje de ser un oficial de segunda para convertirse en todo un Inspector del cuerpo de recaudadores. Sin embargo, lo que encuentra a su llegada es una ciudad extrañamente vacía, como si todos su habitantes acabaran de abandonarla a marchas forzadas ante la amenaza de una plaga. A partir de aquí, todo lo que puede hacer es mantener la calma mientras espera que sus víctimas recuperen la normalidad de sus vidas. Se instala en un hotel frente a la plaza principal, alrededor de la cual dos perros de raza desconocida atestiguan su fantasmagórica presencia mediante ladridos trasnochados y donde las hojas de los árboles no responden con su movimiento a la dirección del viento. Desde lo alto de una colina situada fuera de los límites marcados por esa muralla medieval que cubre la ciudad, le contempla silencioso un castillo vampírico. Todo lo que rodea a Hermógenes inspira una creciente desolación y una amenaza latente: que se pervierta el  orden del universo hasta convertir la soledad en algo inevitable… y la identidad en algo improbable.  
Esta novela de apenas ciento diez páginas tiene la inusitada virtud trasladarnos a un mundo bastante parecido al nuestro. En él conviven el ciudadano satisfecho de su convencionalidad, el protestatario con ánimo de revertir la proporción de poderes –el subconsciente de Hermógenes–, y el político dispuesto a adulterar la baraja para repartir las mejores cartas allí donde los beneficios parecen más evidentes –una presencia fantasmal que se intuye a lo largo de toda la novela. Queda claro desde un principio que el protagonista no sabe a cuál de sus identidades aferrarse, y que quienes fomentan esa discordancia se contentan con esperar la carroñera recolección de los restos.
El hombre bicolor remite a dos de los pensadores literarios más relevantes del siglo XX. Su Boromburg nos recuerda a la Comala de Juan Rulfo, con esa misma parentela venida del Tártaro para recuperar algo de su vida extinguida, y su personaje de Hermógenes parece una mezcla perfecta entre el Josef K. de El proceso y el Gregorio Samsa de La metamorfosis. Su trama es dinámica y envolvente, y su trasfondo remite a una situación sociopolítica que poco tiene que ver con la ficción. Boromburg podría ser cualquier ciudad de Occidente, Hermógenes W. la extensión psíquica de un ciudadano confundido por tanta mentira, y esa presencia fantasmal la representación literaria de un vampiro político dispuesto a chupar la sangre de sus votantes. Juan Benet acusaba a Tomeo de hacer «croquetas literarias», libros de idénticos sabor. Sin embargo, se me ocurre que tal vez esa fijación con lo absurdo, lo raro y lo monstruoso venía impulsada por el poco caso que se le hacía desde las altas esferas editoriales y académicas.



sábado, 8 de septiembre de 2018

TODO ESTÁ PERDONADO de Rafael Reig



 La narración comienza con la misteriosa muerte, en el mismo día de su boda, de Laura Gamazo, hija de un prohombre de los negocios, el cual encarga la investigación del suceso a varios detectives. Este motivo de la historia quedará pronto relegado para dar paso a otros, pero el aroma del género negro -claro que con toques paródicos- reaparece de vez en cuando, como en la larga escena entre el detective Clot -que ya figuraba entre los personajes de Sangre a borbotones (2002)- frente a Lou Seltz y sus matones (pp. 318-322), que parece un homenaje a Raymond Chandler y que más tarde conducirá a un grotesco encuentro amoroso entre los antagonistas. El asunto de la muerte de Laura es tan sólo el pretexto para reconstruir la historia familiar de los Gamazo desde antes de la guerra civil hasta lo que el narrador llama “la Inmaculada Transición”. Uno de los narradores, habría que precisar, porque el relato cambia de puntos de vista para ofrecer ángulos diferentes de esa compleja realidad que es la evolución de la sociedad española encerrada en la gran urbe de Madrid y contemplada con una mirada fluvial, ya ensayada también en Sangre a borbotones: “Se halla dividida por una espina dorsal, el Canal Castellana, ese oscuro río que fue un bulevar ruidoso: bajo el agua aún se agitan, como esqueletos de manos cubiertas de liquen, mordidas por los peces, las ramas de las acacias, de los plátanos y de algún que otro castaño que ya estará colonizado por corales y espinas” (p. 21). En esta sostenida metáfora, el canal tiene su “rive droite”, que es “asiento de la burguesía y el dinero [...] casi siempre obtenido por medios delictivos”, y la “rive gauche”, que es “un amasijo grasiento de populacho y clase media, salpicado de intermitencias de bohemia artística”. Y cuenta con lugares significativos, como el malecón del Prado, Puerto Atocha o la isla de Cibeles. 

La historia de los envases de hostias consagradas es un buen hallazgo de grand guignol, pero queda un tanto desaprovechada en medio de escenas que no siempre parecen estar ordenadas adecuadamente en la misma dirección. Se atiende a varios frentes, pero de modo desigual. Este aspecto constructivo, con sus continuos saltos de eje, está algunos codos por debajo de la calidad de la prosa, impecable, en general, aunque con alguna caída en la trivialidad (“el día a día”, p. 46), algún anacronismo (“ya te vale” [p. 172] no es giro existente en los años 40), algún craso error (el pacto de Cánovas no puede “hacer aguas” [p. 79], así, en plural) y algún pecado mortal (“no se dignaba a mantener contactos”, p. 217) que requiere urgente confesión. 

sábado, 1 de septiembre de 2018

KARNAVAL de Juan Francisco Ferré






Karnaval es un cóctel de alto contenido tóxico, una explosiva mezcla de sabores no apto para todos los paladares, aunque quizás sería más justo decir que está al alcance de cualquiera, pero siempre que lo deguste con paciencia, sin prisas, con espíritu de gourmet, demorándose en cada uno de sus múltiples registros.
Ferré utiliza, recreándolos, a numerosos personajes reales, y nunca cita por su nombre a Strauss-Khan, sino como DK o el dios K. Se maneja como pez en el agua en la invención de textos apócrifos, como en los que aparecen citados en un supuesto documental canadiense sobre el caso en el que se recogen declaraciones, pasadas por un tamiz de parodia, de intelectuales de distinto pelaje, como Slavoj Zizej, Judith Butler, Camille Paglia, Philip Roth, Noam Chomsky, Michel Houellebecq o Harold Bloom. Incluso Lady Gaga, tan intelectualcomo los otros, al menos en Karnaval, y a quien lo sucedido a DK le recuerda algo que leyó en un libro sobre Einstein: “Cuando las proposiciones matemáticas se refieren a la realidad no son ciertas. ¿O era al revés?”.
En su hora más aciaga, DK escribe a diversos líderes mundiales. A Sarkozy le explica que le cazaron como a “una alimaña en una granja de gallinas” cuando, desde el FMI, quería “evitar la catástrofe” y convencer a los líderes europeos de que cambiasen una política que “cercaba a Grecia como los griegos antiguos cercaron a Troya”. Él tenía que ser sacrificado “para que el asedio al pueblo griego se pudiese realizar con impunidad (…) en nombre de una entelequia financiera”.
 Ferré, que utiliza el caso de Strauss-Kahn para desarrollar su propio discurso, relata como el dios K considera que “el afán de posesión, ligado a la esclavitud y la explotación del trabajo, es el verdadero causante de la desgracia universal”. Escenifica en España el triunfo final de la revolución, la sublevación “contra la ignominia y la injusticia” y se exalta por cómo su discurso incendiario hace que le veneren “como a un líder, como a un dios político, como un magnetizador”. Ante las masas exaltadas, declara proscrita la propiedad privada y “abolidas las instituciones burguesas”. Luego, la multitud toma el palacio real, “el monarca borbónico y su familia” huyen a un paraíso fiscal del Caribe y él exige el cese inmediato del Gobierno. Casi nada.
Pero la apoteosis está aún por llegar, centenares de páginas más adelante. Se producirá en la neoyorquina Times Square, trasunto del centro del universo, donde el dios K concierta una cita con la muerte para “calmar el alboroto y el frenesí de los mercados”