Seguidores

domingo, 28 de octubre de 2018

CÓMO MATAR A UNA NINFA de Clara Peñalver


Ada es una mujer libre, decidida y fuerte, que valora por encima de todo su independencia. Lleva la vida que desea, tiene un trabajo que le apasiona, disfruta de su cuerpo y del sexo con total libertad, tiene un buen círculo de amistades y se saca un pequeño sobresueldo ayudando a un amigo, Enrico, a destapar modestos chanchullos (maridos infieles, empleados que estafan a sus empresas…). Cuando Enrico acepta un nuevo encargo (descubrir el paradero de Mari Vila, una famosa modelo que ha desaparecido sin razones aparentes y sin dejar rastro alguno), será Ada la encarga de llevar a cabo la investigación, aceptando más responsabilidad de la que hasta ahora había tenido e involucrándose sentimentalmente en ella. A su vez, un loco, apodado el “Asesino de la Hoguera” está acabando con la vida de varias mujeres. ¿Guardan alguna relación ambos hechos? ¿Hasta dónde debería implicarse Ada?


Al igual que su protagonista, la autora ha optado por construir personajes muy realistas e imperfectos, como la vida misma. Ha sabido dar a sus historias los toques justos de dulzura, locura y tristeza para que provoquen algo en el lector. Cada uno de ellos juega su papel en la historia: unos intervienen en la complicada vida emocional de Ada (la madre, Flor, las amigas, Nico…), mientras que otros (Enrico, José Luis, Roberto…) son vitales para el nudo principal de la trama, que se corresponde con la parte de misterio y acción. 

La narración está hecha en primera persona desde el punto de vista de Ada, y se caracteriza por su desparpajo, sencillez y frescura. En realidad, el libro es el relato de Ada de su propia historia, una forma de librarse de los demonios que le atormentan y de descubrir la verdadera razón de su malestar. 

Uno de los elementos más interesantes de la novela ha sido para mí conocer el final de Ada, si superaría sus temores y estaría en paz o si seguiría atormentada (esto no quiere decir que no me interesase la otra parte, que a ratos quedaba ensombrecida por ella). La evolución de Ada me ha parecido muy acertada, lo mismo que el resultado final; los cambios en nuestra heroína se producen con lentitud y de una forma creíble. No me puedo olvidar de la parte de misterio, que tiene muchísimo peso. Los misterios no se desvelan demasiado rápido y el lector acompaña siempre a Ada en sus aventuras, en cada una de las pesquisas que hace. La trama cuenta con giros suficientes y logra enganchar hasta el final.



domingo, 21 de octubre de 2018

CONTRA EL VIENTO de Ángeles Caso



 Contra el viento, el último trabajo de ángeles Caso (Gijón, 1959), que cuenta ya con una trayectoria asentada y señalados reconocimientos, como la condición de finalista (en 1994) de este mismo premio, con El peso de las sombras. Más de quince años de dedicación que se dejan ver en la voluntad de estilo con la que se hace cargo, ahora, de un asunto narrativo que toma su sustancia de la realidad de muchas historias de mujeres inmigrantes que afrontan los avatares de ese infortunio luchando “contra el viento”; con la voluntad de quien se niega a masticar la derrota de su mala suerte, de un azar que reparte la buena o mala fortuna de nacer aquí o allá. Apostar por una invención nutrida de una realidad tan real representa un desafío del que no es fácil salir airosa, como no es fácil el inevitable arrastre de tópicos y lugares comunes, y sin embargo ángeles Caso logra un testimonio tan amargo y descarnado como cálido y edificante. Mucho más, sin lugar a dudas, que un dibujo convincente de la fatalidad.
El modo de encarar la narración apuesta por una estructura planeada como un viaje hacia delante y un único registro, que se deja sentir en la voz de una mujer española frenada por el peso de muchas sombras que fueron lastrando su voluntad y su carácter. Su presencia sirve de contraste y a la vez de puente con la de Sao, la joven de Cabo Verde en quien descubre, frente a su reducida existencia, a quienes viven bajo el signo de la degradación, y aún así prefieren equivocarse a encogerse y prescindir de anhelos vitales básicos. “La cuestión -afirma Amos Oz en la cita que sirve de arranque a la novela- es qué hace cada uno con las cartas que le han tocado”. La vida de Sao, desde sus primeras renuncias obligadas hasta la decisión de proyectar en Europa un posible horizonte (con parada en Portugal y España), es la jugada de quien nunca cuenta con la suerte a su favor y siempre está dispuesta a seguir apostando. De ahí que su peripecia vital ambicione una vida digna, amor, un hijo por el que luchar. Y el coste incluya hambre, miedo, humillación, agresiones fortuitas, el límite del sufrimiento… Su historia, avivada por la de otras mujeres que se cruzan en su camino, (Jovita, su madre Carlina, la maestra doña Natercia, doña Benvinda, Liliana, Zenaida,…), se impone a ninguna otra clase de artificio. Porque logra entrar de verdad en la verdad de esa historia.
 

sábado, 13 de octubre de 2018

TEA ROOM Mujeres obreraas de Luisa Carnés


Carnés, encubierta tras la lúcida mirada de Matilde, sabe que está en el bando de los perdedores incluso antes de haber perdido una guerra. El estilo capta lo que la escritora piensa del mundo: roto, voraginoso, lleno de ruido… La visión de la pobreza no es idílica ni buenista, sino violenta, corruptora y sucia. Sin embargo, no se deposita en el individuo toda la responsabilidad de sus buenas o malas acciones. Porque Carnés no es católica: reivindica la utopía comunista subrayando el significado de la solidaridad. Tampoco ve con buenos ojos a quienes rentabilizan el relato de la pobreza, la apología del origen humilde. De esa lección deberíamos aprender los escritores de la crisis, que a veces transformamos la lacra social en eslogan.
Carnés utiliza la literatura como arma cargada de futuro sabiendo que en su destreza para controlar la clave retórica reside su eficacia. Literaria y política. Es precioso el pasaje donde cuenta por qué las mujeres pobres no se alegran con la llegada del verano mientras la fina desnudez de las mujeres pudientes se exhibe en playas cosmopolitas. En la novela se evidencia el peso literario de lo concreto: las horas de jornada laboral, la cantidad de brioches, las exactas 10 pesetas del salario, la insistencia en el número en los tiempos de escasez.
La novela-reportaje como género sintetiza la observación naturalista de la experiencia laboral auténtica, los diálogos de magnetofón con sus entrañables laísmos madrileños, con la esperanza utópica del lenguaje de vanguardia, las girándulas de Guillermo de Torre, los poemas de grúas de Salvat-Papasseit, el cubismo, la máquina y la reducción metonímica de la persona a su traje que tan atinadamente resume esa denuncia de la deshumanización, la razón físico-matemática y la lógica economicista, que está en la raíz de las poéticas del 27. También como los autores del 27, en Carnés se percibe cierta influencia cinéfila que cuaja en una crítica —alienación de las obreras fascinadas por los actores que van al Tea Room— y un procedimiento: la cámara congela con rapidez opresiva al hombre travestido, la mantenida por un viejo, la encargada, la adaptable Antonia, la beatona, Marta y sus hurtos, Laurita y su ingenuidad de novela que la convertirá en carnero sacrificial… Poliedro dramático de mujeres que tienen todas las de perder. Las cosas terribles suceden con la naturalidad con la que suceden las cosas terribles en las sociedades inhumanas: abortos practicados con la varilla de un paraguas roñoso, mujeres prostituidas, obreros muertos, despidos… Tea Rooms se cierra con un interrogante: “¿Cuándo será oída su voz?”. Carnés se refiere a la emanci­pación proletaria. Los lectores sospechamos que, habida cuenta de los últimos acontecimientos nacionales e internacionales, nunca hemos dejado de estar sordos. 


domingo, 7 de octubre de 2018

EL VUELO DE LA CENIZA de Alonso Cueto


Se trata de un texto que utiliza los códigos de la novela negra. La historia es demasiado sencilla, con algunos pliegues que no cierran y sin demasiado misterio que resolver. A su vez, los personajes son bastante prototípicos (el psicópata moralista, el investigador duro que sólo se ablanda ante la belleza femenina, la chica seductora). Sin embargo, a pesar de estos puntos flojos, la novela resulta muy rica y muy entretenida de leer. Ambientada en Lima, Cueto desarrolla la habilidad de acercarnos-como al pasar- a modismos, ambientes sociales, caracteres psicológicos, todo esto sin que nos demos cuenta, sin resultar forzado (algo que no es nada fácil de lograr).  La novela hace gala de una sutileza y un ritmo muy destacables. Sobre su escritura, transcribo una cita de la reseña de Ernesto Ayala que me parece de lo más pertinente:
"Cueto sí se muestra arriesgado y desafiante es en el estilo. A diferencia de un realista más decimonónico como Vargas Llosa, Cueto recurre a la oración corta, muy escueta y sin vueltas, en la línea habitual de la novela negra. Sin embargo, y he aquí el interés, sobre la base del fraseo simple y directo, se las arregla para despegar el lenguaje de cualquier sombra avara o telegráfica, para tomarse licencias poéticas de una respetable ambición, que nunca enturbian o hermetizan lo dicho, sino que lo hacen reverberar. Por ejemplo: "En el asiento del taxi, Boris da un nuevo salto. Están en el malecón, junto a varios montones de maleza. El aire líquido se confunde con el vacío del mar. Las luces del micro que avanza en dirección contraria le hacen un guiño". Contar con agilidad y máxima economía, y al mismo tiempo utilizar un lenguaje rico, denso, metafórico, que no peque de ostentoso, sino que se muestre como otra forma de ser justo y preciso, no es una ecuación sencilla, y en este terreno Cueto obtiene sus mejores logros".