Seguidores

sábado, 24 de octubre de 2015

VOCES DE CHERNOBIL de Svetlana Alexievich


Chernóbil, 1986. «Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Vendré pronto.» Esto fue lo último que un joven bombero dijo a su esposa antes de acudir al lugar de la explosión. No regresó. Y en cierto modo, ya no volvió a verle, pues en el hospital su marido dejó de ser su marido. Todavía hoy ella se pregunta si su historia trata sobre el amor o la muerte.
Voces de Chernóbil está planteado como si fuera una tragedia griega, con coros y unos héroes marcados por un destino fatal, cuyas voces fueron silenciadas durante muchos años por una polis representada aquí por la antigua URSS. Pero,a diferencia de una tragedia griega, no hubo posibilidad de catarsis.

«Alexiévich  describe de manera muy elocuente la incompetencia, el heroísmo y el dolor: mediante los monólogos de sus entrevistados crea una historia que el lector, por muy distante que esté de los acontecimientos, será capaz de palpar.»
The Daily Telegraph
«Terribles y grotescas, las historias se consolidan página tras página como los radionúclidos instalados en los cuerpos de los supervivientes.»
The New York Times
Svetlana Alexievich (1948), la reciente Premio Nóbel,  es una afamada periodista, escritora y ensayista bielorrusa cuya obra ofrece un retrato profundamente crítico de la antigua Unión Soviética y de las secuelas que ha dejado en sus habitantes. Se licenció en periodismo por la universidad de Minsk y colaboró con la revista local Neman, para la que escribía ensayos, cuentos y reportajes. Ha cultivado su propio género literario, al que denomina «novelas de voces», donde el narrador es el hombre corriente -aquel que no tiene voz, el mismo que se ha llevado su propia historia a la tumba, desde la Revolución hasta Chernóbil y la caída del imperio soviético-. En sus libros, traducidos a más de veinte idiomas, Svetlana Alexievich trata de acercarse a la dimensión humana de los hechos a través de una yuxtaposición de testimonios individuales, un collage que acompaña al lector y a la propia Alexievich a un terrible «descenso al infierno». Es autora de U wojny ne zenskoje lizo (La guerra no tiene rostro de mujer, 1985; ed. act. 2008), Zinkovye malchiki (Los muchachos de zinc, 1989; ed. act. 2007), Tchernobylskaya molitva (Voces de Chernóbil, 1997; ed. act. 2014), Poslednie Svideteli (Últimos testigos, 2004) y Vremya sekond-khend (Tiempo de segunda mano, 2013). Ha recibido varios galardones, entre los que cabe destacar, el Premio Ryszard-Kapuscinski de Polonia (1996), el Premio Herder de Austria (1999), el Premio Nacional del Círculo de Críticos de Estados Unidos por Voces de Chernóbil (2006), el Premio Médicis de Ensayo en Francia por Tiempo de segunda mano (2013) y el Premio de la Paz de los libreros alemanes (2013), entre otros.


domingo, 18 de octubre de 2015

LOS NIÑOS TERRIBLES de Jean Cocteau



- Jean Cocteau escribió "Los niños terribles" en tan solo dieciséis días, mientras se encontraba ingresado en la clínica de Saint-Cloud en proceso de desintoxicación de su adicción al opio. En más de una ocasión ha confesado que esta era una historia que estaba desde siempre en su interior y que salió de él en este corto periodo de tiempo casi de manera automática, como si fueran las palabras las que dirigieran sus manos para quedar plasmadas en el papel.

- El personaje de Dargelos, el hermoso niño por el que el protagonista se siente absolutamente fascinado, está basado en un compañero de colegio del propio Cocteau. Gérard ama a Paul y éste, a su vez, ama a Dargelos. Paul, como también hizo Cocteau en la vida real, vierte sobre Dargelos un sentimiento secreto de admiración, que podría ser el primer brote que indicara el nacimiento de una sexualidad ambigua.
Los dos hermanos son habitantes de las sombras, del desorden y del sueño, niños atrapados en un juego que llegaron a hacer más real que la realidad misma, al que pertenecen desde siempre y al que no podrán renunciar para dejar paso a la edad adulta cuando llame a su puerta. Paul yElisabeth ejercen de dioses creadores del universo devorador de la habitación, un mundo real de fantasía donde ellos, como actores y directores, hacen, deshacen y tienen los poderes de quitar y de dar la vida. Son centinelas de un tesoro formado por valiosas posesiones en forma de imagen, recuerdo o amuleto. Sólo ellos dos pueden decidir el momento en que un objeto llega a la categoría de tesoro y cuándo un extraño es digno de entrar en el reino sagrado de la habitación para ser espectador del magnífico juego que se disputa en su interior. La habitación es el teatro en el que cada día se representa una vida alternativa que llega a ser más valiosa que la convencional. Allí pueden dar rienda suelta a su afán creador, todo es posible allí precisamente por ser un espacio imposible. En la habitación odian, aman, desdeñan, apartan, atacan, acogen, se alejan y se encuentran. El carácter ficticio de este escenario les ofrece la oportunidad de vivir la vida más auténtica.


domingo, 11 de octubre de 2015

AJUSTE DE CUENTAS de Benjamín Prado



El significado exacto de la expresión remite a la venganza, en efecto, como sucede con la novela Ajuste de cuentas, de Benjamín Prado; pero podemos imaginar que esa locución fue promovida por los agresores y no por los agredidos. El que “ajusta” las cuentas pendientes cree que su acción violenta queda justificada por la deuda de su víctima y que la agresión no hace sino dejar las cosas en su sitio, con el balance en orden. Por el contrario, el que sufre la puñalada no considerará que ése sea el justo pago por su débito ni que con ella se ajuste la cuenta pendiente mediante un equilibrio entre los ingresos y los costes.
Aun con esas trampas, la expresión “ajuste de cuentas” leída tras un suceso nos deja tranquilos, sí. Nosotros no somos ultras, ni debemos dinero a un mafioso, ni hemos dejado deudas de droga. Pero si esa locución encubre la venganza, el odio, el desquite, la ira, la salvajada, tal vez sea bueno que nos sintamos implicados al oírla, empezando por el inmediato reconocimiento del peligro que significan las palabras que desaloja.
Los ultras, los delincuentes... también forman parte del género humano, y sus acciones nos conciernen por ello. Algo habrá fallado en el lenguaje colectivo si unos violentos tienen en su mente la expresión “ajuste de cuentas” en vez de “asesinato”.


domingo, 4 de octubre de 2015

LA CASA DEL PADRE de Justo Navarro




Justo Navarro, autor granadino afincado en la Universidad de Málaga establece en esta novela todo un esquema de dicción casi obsesivo a través del cual se sumerge en un mundo estrecho, asfixiante, oscuro y estereotipado en el que de tanta esquematización en el comportamiento de los personajes su vida se convierte en diferentes formas de muerte. La sociedad y el momento histórico en el que se desenvuelven no contribuyen a fomentar ningún tipo de vida. Más bien al contrario. Con lo que su lectura nos traslada a un momento en el que muchos no desearíamos vernos por nada del mundo
El personaje principal es un joven de la División Azul, que vuelve a su casa herido, después de que en los hospitales le hayan dictaminado seis meses de vida. «Empieza a vivir los días que le quedan -apunta Navarro- con la pretensión de amoldarse a la sociedad de aquella época».
La personalidad del protagonista de la novela tiene, según el autor del libro, todas las características del género negro. «Es un personaje extrañado. Cuenta las sensaciones de la realidad como si fueran un peligro. Trata la memoria como si fuera una fabulación, de la cual se va deshaciendo poco a poco».