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sábado, 27 de febrero de 2016

EL NOMBRE DE LA ROSA de Umberto Eco



El nombre de la rosa relata las aventuras del investigador y antiguo inquisidor Guillermo de Baskerville, acompañado por su joven aprendiz Adso de Melk. Guillermo es una persona increiblemente inteligente, con amplios conocimientos sobre varios temas, incluidos medicina, filosofia. historia, literatura, entre otros. Adso de Melk no es tan inteligente como su maestro, pero se esfuerza por lograr aumentar su razonamiento.

Guillermo y Adso llegan a una abadia italiana (Alrededor del siglo XIV) para investigar un misterioso crimen, en el cual se encuentra fallecido un monje de la abadia. A medida que su estadia avanza en este lugar los crimenes comienzan a aumentar, y no de cualquier manera: Los asesinatos siguen un orden especifico (Mas tarde se revela que este orden sigue las reglas de los 7 pasos previos al apocalipsis), lo que confunde aún mas a los protagonistas. Todo el contexto del libro también se desarrolla en torno a una famosa biblioteca que posee la abadía, que es adorada por casi todo el mundo y considerada, como una de las bibliotecas mas completas del mundo. Umberto Eco se encarga de darle su toque mágico: Corren rumores, que cualquier persona que se atreva a infiltrarse en ella, que no sea el bibliotecario, ve espectros, espiritus, demonios, que lo atormentarán constantemente.

A medida que el libro avanza, Guillermo y Adso no encuentran mas remedio que comenzar a romper las reglas de la abadía, infiltrandose en edificios e interrogando a otros monjes. Los razonamientos de Guillermo siempre parecen estar cerca de dar a luz al asesino, cuando de repente otro asesinato ocurre y cambia el rumbo de las cosas totalmente.

Mas tarde nuestros protagonistas se reencuentran (Por parte de Guillermo) con viejos enemigos, enviados por orden directa del Papa a investigar que ocurre en la abadía y vigilarla las 24 horas del dia. La estadía comienza a ponerse muy delicada. Los asesinatos siguen, esta vez mueren varios personajes cercanos a Guillermo, que hacen imposible el descubrir quien los realiza. Finalmente, Guillermo llega a una conclusión de lo más brillante: La biblioteca. En ella se encuentra un pasadizo secreto, que lleva a una cámara secreta donde encuentran al asesino, quien resulta ser la persona más inesperada. Alli, el asesino revela su arma y sus secretos, pero durante un desesperado intento por asesinar a Guillermo y luego suicidarse, se desata un incendio incontrolable, el cual finaliza por quemar la biblioteca junto con la abadia entera.

El relato esta contado por Adso de Melk, quien escribió varios pergaminos contando sus 7 dias en la abadia junto con Guillermo.


domingo, 21 de febrero de 2016

LOLA, ESPEJO OSCURO de Darío Fernández-Flores

Darío Fernández Flórez alcanzó el éxito con su novela realista Lola, espejo oscuro(1950). En ella se relatan las andanzas de Dolores Vélez, una prostituta cuya existencia degradada sirve de pretexto para describir críticamente el Madrid de la posguerra. La misma Dolores Vélez cuenta en forma de memorias autobiográficas las sombrías vicisitudes de su existencia, que la han llevado desde un sombrío orfanato a una lujosa casa de citas.
La carrera picaresca de Dolores Vélez, o más sencillamente Lola, no se presenta como objeto de una investigación psicológica, sino como pretexto para efectuar un estudio ambiental. En efecto, pueden perfectamente considerarse como protagonistas de la novela ciertos estratos de la burguesía madrileña. De este modo, Lola es el "espejo oscuro" en el cual se refleja la vanidad, el cinismo, el vacío moral y el hedonismo irresponsable de los distintos responsables que la frecuentan y gozan de sus favores pagándolos.
Fernández Flórez dedica en la novela una atención especial a una galería de retratos un tanto estilizados: Perico, el holgazán carente de ideas y metas; Juan, fantasioso y narcisista, sin consistencia interior; Ricardo, el oficial que condensa de una forma casi paradójica los defectos de la casta militar; "El Espichao", figura mezquina y lastimosa, y muchos otros individuos nada recomendables de la buena sociedad de la capital. Todos ellos son los representantes de una categoría social que ha obtenido la mejor parte en la contienda civil pero que se demuestra vacía y vulgar; y es precisamente una prostituta quien juzga, con un profundo desprecio, el mundo que la margina a una condición de embrutecimiento.
En esto consiste el significado ético y trascendente que Darío Fernández Flórez atribuye a su narración, utilizando, incluso, pasajes de las Sagradas Escrituras. Lola representa el "espejo oscuro" al que alude San Pablo en una epístola a los Corintios (I, 13, 12), y que, en el turbio mundo sensual que rodea sus aventuras, permite revelar el humillante significado de la comercialización del amor. La narración de la degradación de Lola no es el objetivo que Fernández Flórez persigue; sí lo es, en cambio, el turbio reflejo de una ruina moral más amplia y generalizada.




domingo, 14 de febrero de 2016

GRAN GRANADA de Justo Navarro




1963: un abogado amanece muerto en un hotel, en la gran Granada gris del año de la inundación, y los suicidas le irán arrebatando a la policía el monopolio de la muerte violenta. Si la realidad fuera menos real que cinematográfica, se hablaría del caso de los solteros suicidas. ¿Cómo lo ve desde sus gafas de trece dioptrías el viejo comisario Polo, ingeniero de telecomunicaciones, visionario de la vigilancia, profeta del espionaje televisual y telefónico? Hombre de bien, saluda la futura transformación del Estado Policía en Sociedad Policía. Queriendo saberlo todo, sabe que a partir de cierto límite es mejor creer que averiguar, e indaga en unas muertes que de ningún modo pueden ser asesinatos: el jefe del Estado y su carrusel de jerarcas están a punto de desembarcar en la provincia inundada. Hay dos mujeres. Hay dos amigos íntimos, pertenecientes a lo que el más ocurrente de los dos llama el círculo homosexual: el mundo de un solo sexo, exclusivamente masculino y patriarcal, de quienes dirigen la ciudad críptica. Son los años felices de la angloamericanización electrónica y la conquista soviético-americana del espacio, el pinball y el jukebox, el origen del futuro, y los garantes de la Ley no dudan en utilizar el crimen para salvaguardar el orden.

En Gran Granada, Navarro vuelve a sus temas preferidos: la relación hijo-padre (en esta novela hija, y una frase paradigmática de un personaje: “No me gustan los padres, no quiero ser padre de nadie”), la sinuosidad moral, la fascinación por los obscuros pasados, las líneas de sombra que se ciernen como una maldición sobre la realidad (histórica y personal). Así tenemos un comisario, un oculista (llamado Federico) que tiene que disimular su condición sexual manteniendo un noviazgo con la bibliotecaria, unos crímenes y varias verdades que nunca lo parecen, pero que funcionan muy bien para que todo siga igual. Justo Navarro ha escrito una novela soberbia. Por encima del género que la sostiene. Y lo ha logrado en virtud de una lengua literaria luminosamente viva e imaginativa. Una lengua literaria que lo hace todo. Desde dibujar el perfil de ese ominoso gordo que tanto nos recuerda a los exóticos malignos de Eric Ambler hasta la sobriedad y exactitud descriptiva de Clara, esa bibliotecaria tan llena de vida sin vivir.


domingo, 7 de febrero de 2016

ELISABETH, EMPERATRIZ DE AUSTRIA-HUNGRÍA, de Ángeles Caso



La Emperatriz Elizabeth -Sissi- es una figura histórica de sobras conocida. Atacada por unos, alabada por otros, compadecida por algunos, quizá nadie -ni ella misma- supo qué se escondía en su alma, qué torturaba su corazón, qué quería, qué anhelaba. Su temperamento independiente, ajeno a las normas sociales, hizo temblar a la timorata Viena y palidecer a la propia reina Victoria, a Isabel II y el rey de Grecia. La vieja Europa no estaba preparada para entender a una mujer como Sissi. Nadie comprendió su camino sin fin, su lucha contra lo establecido. Nadie supo ver la profunda tristeza, la vulnerabilidad que se escondían detrás de esta mujer hermosa, que encandiló al mismísimo emperador de Austria, Francisco José. A este respecto, Ángeles caso en Elizabeth, emperatriz de Austria-Hungría recoge las que bien podrían haber sido las reflexiones de la propia Sissi: "Toda mi vida ha sido una lucha por alcanzar un pequeño trozo del Paraíso, y he tenido que enfrentarme al mundo entero en esa cruel batalla que me ha dejado marcada de imborrables cicatrices". Elizabeth no fue la princesa almibarada y tierna, un poco desvaída, que se muestra en las películas de Romy Schneider que en la década de los 50 hicieron creer a las niñas que de verdad existían los cuentos de hadas. Años después, la actriz volvería a interpretar a Sissi en Luis II de Baviera, dirigida por Luchino Visconti, aunque de una manera muy distinta a la trilogía (Sissi, Sissi Emperatriz y El destino de Sissi). No es tampoco la dulce heroína de los cuentos editados por Bruguera en los 70 -que hicieron las delicias de quien esto escribe- ni es la princesita de los dibujos animados que se emitieron en los 90, con motivo del aniversario de su muerte. Elizabeth fue una mujer rebelde, de extraordinaria inteligencia, que nació antes de tiempo y que vio con absoluta clarividencia cómo el gusano del tiempo corroía las frutas podridas de los Habsburgo.