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domingo, 22 de marzo de 2015

LO QUE NO TIENE NOMBRE de Piedad Bonett




                 ¿Hasta dónde puede llegar la literatura? En este libro dedicado a la vida y la muerte de su hijo Daniel, Piedad Bonnett alcanza con las palabras los lugares más extremos de la existencia.«La naturalidad y la extrañeza conviven en sus páginas igual que en su mirada conviven la sequedad de la inteligencia y el latido más intenso de la emoción. Buscar respuestas es sólo un modo de hacerse preguntas, de negociar con las preguntas, de saber cuántas preguntas caben en una obsesión. Es también una forma de seguir cuidando al hijo más allá de la muerte, de defenderlo contra el frío, comprarle ropa nueva, preguntarle por los estudios y por su arte.Aunque no haya ningún sobre en la habitación, todo suicidio es una carta a los seres que se dejan en la vida. El dolor, el amor, los recuerdos, las imaginaciones, los sentimientos de culpa, la conciencia de haber ayudado y la certeza de la enfermedad se mezclan en nuestros ojos al leer esa carta y nos interpelan sobre nuestra propia realidad. Piedad Bonnett ha vivido el duelo en compañía de la literatura. Toda la lucidez y toda la emoción pudorosa que han caracterizado su poesía y su narrativa se condensan aquí. La gran literatura convierte la historia personal en una experiencia humana colectiva. Por eso este libro habla de la fragilidad de cualquier vida, de cualquier mundo en el que pueden desaparecer los oficios y las artes, de cualquier estado que pretenda engañarnos con su estabilidad. Habla también de la necesidad de seguir viviendo». Luis García MonteroLo que han dicho otros autores... «Preguntas que sólo una madre puede hacerse frente al suicidio de un hijo pero con la potencia y el aserto que sólo una gran escritora puede pretender. Preguntas sin respuesta que construirán, otra vez, una única gran pregunta. Y que el lector deberá animarse a pronunciar. Un testimonio demoledor del hecho más doloroso que una mujer puede imaginar para su vida, escrito con la pluma pesada y pudorosa que sólo puede tener quien se sabe vencida por los demonios pero aún nos mira desde los ojos de sus ángeles. Me da terror y me angustia, sentir, entrada por entrada, que este libro es bello, pero eso es: un libro de una belleza notable, ahogada y triste, muda de música, pero tan real como la vida misma». Pablo Ramos«El dolor de la madre es aquí, por desgracia y también por milagro, tan infinito como el oficio de la escritora. Su doliente serenidad para nombrar lo innombrable, para narrar la peor de las pérdidas, provoca una admiración que es, a partes iguales, de índole personal y estética. “El pensamiento no se acalla”, leemos. Tampoco la literatura, capaz de llegar allí donde la vida nos silencia. Lúcida ante cada palabra que pronuncia en estas páginas de terrible belleza, ante la delicadeza de su herida, Piedad Bonnet nos incorpora conmovedoramente a su familia». Andrés Neuman

1 comentario:

  1. la escritora colombiana relata la muerte de su hijo...algo que ningún padre debería vivir...porque se supone los hijos viven más que los padres. No puedo imaginarme su dolor, su agonía...un libro que te hace estremecer y llorar.

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