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sábado, 10 de noviembre de 2018

EL PALACIO AZUL DE LOS INGENIEROS BELGAS de Fulgencio Argüelles


Nuestros ingenieros llegaron de Bélgica y pertenecían a esa clase acomodada que poseía el poder porque era dueña del trabajo, de la salud, de la educación y hasta del agua y del aire que se respiraba, que promovían mejoras sociales con la única finalidad de aumentar la productividad, y por lo tanto sus ganancias.
La historia nos la va contando un niño al que el autor hace evolucionar poco a poco ante nuestros ojos, y en palabras del propio autor, “es un aprendiz de jardinero empeñado en buscar y alcanzar la sabiduría”. Nalo es un personaje creíble, que inicia el relato siendo aun niño y  nos llevará de su mano por la historia, mostrándonos la convivencia entre dos mundos: ricos y pobres, en una visión personal carente de rencor. La novela refleja la búsqueda constante del conocimiento y la perfección. Y a través de la vida de los personajes nos introduce en importantes momentos históricos que anuncian grandes cambios. Nalo entenderá el amor como la manifestación más humana del conocimiento compartido.
Pero el libro es mucho más, no hay personaje de la novela que no sea especial, su hermana, la dulce y poética Lucía, una mujer muy adelantada a su tiempo, con la que sufrimos y a la que llegamos a perdonarle… todo; su madre, amargada y carente de compasión; su padre, un minero al que conocemos en su propio entierro pero al que tan bien llegamos a conocer a través del libro; su abuelo, fundamental para el futuro de Nalo; la abuela, que curiosamente siempre se expresa a través de refranes; Eneka, un hombre cabal, sensato y sensible, un personaje extraordinario que había leído toda la Enciclopedia Universal; Elena, su primer amor; Julia, la niñera, con quien descubre el sexo; Jacob y su hermano Hendrik, los Ingenieros belgas, y  Geertghe esposa de Hendrik que junto con el abuelo de Nalo dan un sentido a la novela pues a través de lo que Nalo nos cuenta podemos intuir lo que hubo o hay entre ellos. Encontramos otros personajes secundarios, pero no por ello menos importantes para la historia.
El estilo literario es muy elaborado. Frases largas pero muy redondas, perfectamente cuidada la selección del vocabulario, muy culto (para algunos es aquí donde creo que radica el problema a la hora de leer a Argüelles pero estoy segura que para el público latinoamericano, acostumbrado a sus grandes y cultos autores, será un a delicia). Sus comparaciones y metáforas, están siempre llenas de poesía y sonoridad.


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