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viernes, 23 de agosto de 2024

EL LOCO DE LOS PÁJAROS de Care Santos

 


Eugene Schieffelin es rico, singular y aficionado a los pájaros. Su hermana y su mujer, devotas amantes de Shakespeare. Sus amigos, miembros de una Sociedad más desfasada que científica que sueña con llenar los cielos neoyorquinos de pájaros europeos. Nueva York, una ciudad que aún no se parece a ella misma, el escenario ideal para cualquier locura, por descabellada que sea.

En esta novela, ambientada en el Nueva York de la segunda mitad del siglo XIX, Care Santos mezcla personajes reales tan extravagantes que podrían ser imaginarios con seres imaginarios que merecerían ser reales para construir una fábula sobre la condición humana, el poder del amor, el lastre de la pérdida, la valentía de los pioneros y las consecuencias fatales que a veces pueden tener nuestros actos más bienintencionados.

El Nueva York de la segunda mitad del xix empieza a ser la ciudad de los prodigios: en ebullición y atenta a todo lo que pasa en el mundo. Eugene Schieffelin, miembro de una familia recién llegada a la ciudad que ha hecho fortuna, se consagra a sus aficiones cultas y estrafalarias; una de las cuales entusiasma a la gente acomodada, la ornitología. En su círculo hay una célebre cronista social que se ha propuesto dar la vuelta al mundo, un inmigrante de origen asturiano que quiere seguirla, además de un grupo de amantes de Shakespeare, que se proponen introducir en América el estornino, sin sospechar que un siglo y medio más tarde se convertirá en un problema de dimensiones colosales.

Una novela mágica y naturalista que sintoniza con la locura por los pájaros que ha invadido todas las librerías de Occidente.

El origen de esta novela está en la calle Catorce, esquina con la calle Broadway, en Nueva York. Allí se encuentra la librería Strand, un lugar de peregrinaje obligado para cualquier amante de los libros que pise la gran manzana. Allí compré un pequeño volumen de tapas azules titulado How Shakespeare Changed Everything (Cómo Shakespeare lo cambió todo), escrito por el periodista Stephen Marche. No reparé al comprarlo que sobre el busto de Shakespeare que aparecía en la cubierta posaba, orgulloso, un pequeño pájaro de plumaje negro moteado: un estornino, claro. Al leer el libro tropecé por vez primera con la historia de Eugene Schieffelin y su hermosa y catastrófica ocurrencia de introducir los pájaros de Shakespeare en los Estados Unidos.




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