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domingo, 28 de febrero de 2021

EL LUNES NOS QUERRÁN de Najat El Hachmi

 


La novela es una larga carta que la protagonista escribe a su mejor amiga. En ella, rememora la situación que ambas vivieron desde su adolescencia como mujeres que desean liberarse del corsé impuesto por sus familias y su educación marroquí, más estricto aún en el caso de Naíma. Lo hace con el interés de ayudar a otras que, como ellas, viven situaciones dolorosamente parecidas, a pesar del paso del tiempo. En la novela, Najat El Hachmi dibuja un panorama desolador de represión extrema sobre las mujeres, que, desde que son muy jóvenes, se ven obligadas a cohibir sus impulsos más elementales. Hablar con un hombre cristiano, por ejemplo, o subir a su coche se considera un oprobio digno de castigo, como también lo es mostrar las formas del cuerpo con ropas ajustadas, no llevar la cabeza tapada, maquillarse, querer parecer atractiva, o trabajar en un restaurante o en una peluquería.

El desarraigo llega cuando estas chicas, que viven en la periferia de la periferia de una ciudad como Barcelona y que reciben los mismos estímulos que cualquier joven de su edad, observan el abismo que existe entre las posibilidades que la realidad pone delante de sus ojos y lo que su rígida formación les permite. Además, las dos protagonistas están dominadas por un alienante sentimiento de culpabilidad que aparece cuando conculcan alguno de los principios grabados a sangre y fuego sobre sus conciencias.

La obra de Najat El Hachmi es interesante en lo que tiene de esclarecedora sobre los entresijos de una cultura escasamente conocida fuera de su radio de acción. También porque revela la severa situación de intolerancia que sufren sus mujeres y que supone una destacada aportación a la causa feminista. Sin embargo, el texto resulta plano y en ocasiones parece que su autora no lo hubiera filtrado de forma adecuada. El estilo es simple, a veces con coloquialismos y clichés que lo afean, y que aparecen en forma de tópicos para desencanto del lector.

Najat El Hachmi (Nador, Marruecos, 1979) ha conseguido un espacio propio en dos ámbitos literarios que, en cierto modo, son complementarios: el del feminismo y el de la inmigración. Su vida en la ciudad catalana de Vich le mostró desde el principio la dificultad de abrirse paso como mujer en un país extranjero y acrecentó en ella una sensación de pérdida hacia Marruecos, pero también estimuló afectos de estima hacia el lugar de acogida que expresa con claridad en sus libros. En El último patriarca (2008) se enfrenta al machismo y al conservadurismo tradicional, y aboga por la libertad de una joven que quiere vivir sin ataduras; mientras en Siempre han hablado por nosotras (2019) vuelve a abordar temas como el feminismo y la identidad, los mismos que acomete en El lunes nos querrán. Como heredera de una cultura musulmana y por su condición de mujer, El Hachmi sabe bien de lo que habla.




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