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sábado, 23 de enero de 2021

EN DICIEMBRE LLEGABAN LAS BRISAS de Marvel Moreno


 

En febrero de 1987 la editorial Plaza & Janés publica su primera y sorprendente novela, "En diciembre llegaban las brisas". Supongo que la novela la escribió en París, esa ciudad que de tantas maneras puede ser antítesis y negación del universo aparentemente simple y esquemático que encarna el trópico. Trópico en el cual la obra de Marvel hundió y alimentó sus raíces y sobre el cual fundamentó sus miradas más esenciales, para entregarnos una visión- descifradora sobre esa realidad, que la fuerza trivializadora de los estereotipos nos acabó convirtiendo sólo en un mundo avasallado por el calor y la pereza, hechizado por un paisaje marino que se amplifica entre palmeras que miran con indiferencia el vegetar de los nativos bullangueros y de los silenciosos burros que desfilan en medio de una playa de lujuriosa hermosura. Y al referirnos a la novela de Marvel Moreno, parece importante detenerse un poco sobre la carga desvirtuadora que esos estereotipos aludidos acaban imponiendo sobre las complejas y cambiantes realidades que pretenden designar, pues ello, necesariamente, induce a miradas igualmente falsas y equívocas sobre la creación literaria que aspira a narrar o a recrear esos contenidos. Los estereotipos, como también la rutina mental y literaria, nos convirtieron el trópico fundamentalmente en un paisaje geográfico. El paisaje humano aparece eclipsado, a veces es nota marginal u ornamento folclórico que se incrusta sobre ese paisaje geográfico para darle más presencia o relevancia. La compleja a intensa novela de Marvel Moreno nos desbarata la fácil y frágil arquitectura de esas simplificaciones. En ese libro se cruzan y convergen multiplicidad de seres humanos bordeando y viviendo situaciones dramáticas. Enfrentados y agobiados por pasiones violentas, condenados aldesciframiento y al esclarecimiento ético de sus gestos y sus conductas. Universo de conflictos y vivencias desgarradoras, caos y sucesión de emociones que se despliegan, a veces como un divertimento y a veces como una confrontación para señalarnos que, en la vida como en la historia, el paisaje -el trópico si se quiere- es un adjetivo, un bello y cálido adjetivo, pero que lo sustantivo es la problemática humana, y en este caso, la problemática femenina (liberada también de las limitaciones castradoras de lo feminista) y entendida como sensibilidad y como "problematicidad", para darnos a través siempre de la magia seductora y sugestiva del lenguaje, una visión enriquecedora de ese mundo que a ella le perteneció como gran escenario para edificar su obra. Dentro del vacilante proceso de la literatura colombiana, la lectura de esta novela de Marvel Moreno es una lectura obligada, obligación por otra parte deleitosa para refrescar con nuevas brisas los laberintos del espíritu y de la imaginación.



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