La historia comienza en la primavera de
1986, en un barrio pobre de Santiago de Chile habitado por numerosas personas
de izquierda. En plena época
de dictadura, la capital está
colmada de frecuentes protestas, marchas y cierta sensación de esperanza por
derrocar a Augusto Pinochet del poder. En
este contexto llega al barrio la «Loca del Frente», un gay afeminado de más de
cuarenta años, quien arrienda una casa ruinosa para vivir. Carlos, un joven
apuesto y viril, le ayuda a acomodar sus escasas pertenencias, comenzando a
frecuentarla e invitando también a otros amigos universitarios durante las
noches con la excusa de ser un lugar tranquilo para estudiar. Las secretas
reuniones, realizadas durante el toque de queda, se comienzan a hacer cada vez más
frecuentes, y en aquellas en que Carlos no puede participar, se queda
conversando con una cada vez más enamorada dueña de casa, quien pese a las
peticiones de sus pocos amigos gay, no ha querido presentar a su enamorado.
Durante estas conversaciones, la Loca del Frente saca a relucir su pasado
ligado a la prostitución, y una familia quebrada, siendo huérfana de madre e
hijo de un padre abusador, a quien abandonó a los 18 años cuando éste quiso
obligarla a hacer el servicio militar.[]Vista del Cajón del Maipo, donde transcurre una parte
importante de la historia.Bandera del Frente
Patriótico Manuel Rodríguez.
Llega el mes de septiembre y, como es lo
usual, aumentan las protestas por el Golpe
de Estado del 11 de septiembre de 1973. Un día Carlos deja en casa de la Loca
un sospechoso tubo de metal, y acto seguido la invita a pasear al Cajón del Maipo, adonde suelen ir a
descansar Augusto Pinochet y su esposa, Lucía Hiriart, acompañados por un
estricto contingente militar. Una vez allí, mientras Carlos saca fotografías y
toma medidas del terreno, supuestamente para un trabajo universitario, pasa muy
cerca de ellos el vehículo blindado del dictador, junto a su comitiva militar
—dentro del vehículo, una Lucía Hiriart cuica, frívola, clasista, copuchenta, parlanchina, supersticiosa y católica, va recriminando a su esposo de que
no los reciban las autoridades en el extranjero, ni siquiera en Sudáfrica—.[] Sin entender la minuciosidad del
trabajo de Carlos, la Loca prefiere no preguntarle nada, para no quedar como
tonta; en lugar de eso, baila para él, mientras este deja brevemente sus tareas
de lado para mirarla con gran asombro e interés. Más tarde, al dejarla en su
casa, oyen en el auto una noticia radial acerca de un allanamiento de armas
del Frente
Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), un grupo revolucionario y armado de
extrema izquierda opositor a Pinochet. Carlos entonces se va abruptamente, sin
despedirse. Pese a ello, la Loca no alcanza a enojarse por demasiado tiempo,
pues Carlos regresa prontamente pidiéndole disculpas.[13] Paralelamente, Pinochet, haciendo caso
omiso de las permanentes quejas de su esposa, cae en la cuenta de que aquella
pareja que vieron camino al Cajón del Maipo eran homosexuales, y furioso, se
propone contactar al alcalde para poner vigilancia en el lugar.

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